Foto: Dsdmona (móvil)
La soledad de los números primos
Existen entre los números primos algunos aún más especiales. Son aquellos que los matemáticos llaman primos gemelos, pues entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Esta verdad matemática es la hermosa metáfora que el autor ha escogido para narrar la conmovedora historia de Alice y Mattia, dos seres cuyas vidas han quedado condicionadas por las consecuencias irreversibles de sendos episodios ocurridos en su niñez. Desde la adolescencia hasta bien entrada la edad adulta, y pese a la fuerte atracción que indudablemente les une, la vida erigirá entre ellos barreras invisibles que pondrán a prueba la solidez de su relación. La sutileza de los rasgos psicológicos de los personajes, así como la hondura y complejidad de una historia que suscita en los lectores las reacciones más variadas, resaltan la admirable madurez literaria de este joven autor a la hora de asomarse, nada más y nada menos, a la esencia de la soledad. Tutankhamon (y II)
Tutankhamon (I)
Alrededor de la caja de las vísceras (pulmón, hígado, intestinos y estómago) se encontraron ushebtis (figuritas destinadas a trabajar para el farón en el más allá) y una caja en cuya tapa había una representación de Anubis (señor de la necrópolis) protegiendo al difunto con su mirada. También se descubrió la inscripción del nombre de la momia:
Esta exposición que recrea mediante perfectas réplicas la tumba de Tutankhamon y su interior en el valle de los Reyes, se puede visitar en Barcelona hasta el 6 de setiembre en el Museu Marítim (más información aquí)
Corazón de tinta
Quiénes son de verdad Dedo Polvoriento, Capricornio o Lengua de Brujo lo sabrá la joven Meggie por las respuestas que encuentre en un viejo pueblo de las montañas de Liguria... y también en un libro. Cuando Mo, el padre de Meggie, saluda a un extraño visitante que aparece en su casa, la niña siente que aquella persona emana un peligro, quizá una gran amenaza contra su padre... y entonces huyen al sur, a la casa de tía Elinor, propietaria de una de las más fascinantes bibliotecas que uno pueda imaginar. Meggie descubrirá que los forasteros que misteriosamente aparecen y desaparecen, como aquel visitante nocturno, llaman a su padre Lengua de Brujo, ya que tiene el don de dar vida a los personajes de los libros cuando lee en voz alta.Esta nueva novela de Cornelia Funke es magia, es mágica y es fantástica. Corazón de tinta son muchos libros en uno: es un viaje al mundo de los libros, una gran novela de aventuras y una declaración de amor a los grandes textos universales que cautivan a los lectores. Y también, una lucha feroz entre ficción y realidad, y entre bien y mal. La cosa más bella
Cómo comenzamos, yo no lo sé...
la historia que no tiene fín
ni como llegaste a ser la mujer
que toda la vida pedí
contigo hace falta pasión
y un toque de poesía
y sabiduría, pues yo
trabajo con fantasías
¿Recuerdas el día que te canté?
fué un súbito escalofrío...
por si no lo sabes te lo diré:
yo nunca dejé de sentirlo
contigo hace falta pasión
no debe fallar jamás
también maestría, pues yo
trabajo con el corazón
cantar al amor ya no bastará
es poco para mí
si quiero decirte que nunca habrá
¡Cosa más bella que tú!
¡Cosa más linda que tú!
única como eres
inmensa cuando quieres
gracias por existir
como comenzamos yo no lo sé
la historia que toca a su fín
¿Qué es ese misterio que no se fue?
lo llevo aquí dentro de mí...
serán los recuerdos que no
no dejan pasar la edad
serán las palabras pues yo
sabrás, mi trabajo es la voz
cantar con amor ya no bastará
es poco para mí
si quiero decirte que nunca habrá
* ¡Cosa más bella que tú!
¡Cosa más linda que tú!
única como eres
inmensa cuando quieres
gracias por existir
repeat *
gracias por existir...
cosa más bella que tu
gracias por existir...
Palladio el Arquitecto
El nombre de Palladio es sinónimo de arquitectura desde hace cinco siglos. Está ligado a edificios tan excepcionales como la Basílica de Vicenza, la Villa Rotonda, en las afueras de la ciudad, las grandes iglesias venecianas de Sant Giorgio Maggiore y del Redentore o las villas Barbaro y Emo, en el Véneto.El burdel

Libros

El corazón helado
El día de su muerte, Julio Carrión, hombre de negocios cuyo prestigio se remonta a los años del franquismo, deja a sus hijos una gran fortuna pero también un pasado lleno de sombras: no le gustaba recordar su juventud ni sus peripecias en la División Azul. En su entierro, su hijo Álvaro se sorprende por la presencia de una atractiva joven que tal vez fue la última amante de su padre. Esa joven, Raquel Fernández Perea, es hija y nieta de exiliados republicanos en Francia, y se acuerda muy bien de ciertos episodios de su infancia. Ahora el azar hará que los destinos de Raquel y de Álvaro se entrecrucen, y, con ellos, las viejas historias familiares de ambos.Ésa fue la primera vez que Raquel vio sonreír a su abuelo, la primera vez que contempló su sonrisa auténtica, dos labios curvándose de pura alegría en un rostro sin sombras, sin reservas, sin miedo y sin dolor. Su abuelo sonreía como un niño pequeño, como un adolescente feliz, como un estudiante fervoroso, un soldado valiente, un fugitivo con suerte, un abogado tranquilo, un luchador resignado y un madrileño lejos de Madrid, como todos los hombres que había sido, como todos los que volvió a ser en ese instante, apenas un segundo, el tiempo suficiente para pensar que tal vez hubiera llegado el momento de firmar la paz consigo mismo (pág.95)
El verbo creer es más ancho y más estrecho que ninguno, eso aprendería, y recordaría esas palabras muchas veces, cuando pude creer y cuando quise creer, cuando descubrí qué podían, qué querían creer los demás, cuando eso importaba más que eso. Cuando lo tuve todo, cuando me quedé sin nada recordé muchas veces esas palabras, y aquella noche, cuando Raquel las pronunció, percibí su gravedad, su transcendencia, pero no las interpreté en la dirección correcta. Aunque no quisiera saberlo, ni siquiera pensarlo, ya la deseaba demasiado como para poder desvincular su pregunta de mi propio deseo (pág. 282)
No habría encontrado la manera de explicar que podría seguir mirándola toda la vida, que le haría falta una vida entera para admirar su gracia, la armonía de sus movimientos, esa belleza tranquila que era tiempo, y era paz, y era alegría, y era serenidad, y era placer, una expectativa de felicidad, la cordura, la fe y la capacidad de desear. Aquella imagen condensaba todo lo que él no tenía, todo lo que había perdido, lo que había olvidado, lo que ya no existía y sin embargo volvió a nacer en ese instante. Una muchacha se lavaba la cabeza, y una cáscara dura, seca, consciente de su propia torpeza, caía al suelo sin hacer ruido, inservible ante el poder de unos brazos desnudos, armados con su sola desnudez (pág. 603)
Comprendí del todo el significado de algunas palabras, tú, yo, sólo, nunca, antes, nada, conmigo, porque me sentí unido a esa mujer como si los dos fuéramos una sola cosa y el todo por fin un número entero, exacto, escrupulosamente igual a la suma de las partes. Amar a Raquel era tan fácil e inevitable para mí como respirar. Lo sabía mi cuerpo, lo sabían mis manos, lo sabían mis ojos. Yo también lo sabía, y me bastaba con acariciar despacio esa piel perfecta que volvía a nacer, una y otra vez, bajo la presión atenta y satisfecha de mis dedos, para estrenar todas las palabras que conocía, todas las que creaba en el preciso instante de pensarlas para lograr que el concepto antes nunca hubiera existido, como no existía el concepto después entre las cuatro esquinas de esa cama que impulsaba el movimiento del planeta (pág. 681)


