Si muero,Dejad el balcón abierto.El niño come naranjas.(Desde mi balcón lo veo)El segador siega el trigo.(Desde mi balcón, lo siento).¡Si muero,dejad el balcón abierto!
Así empieza tu recordatorio, sin oraciones, como a ti te hubiera gustado. En la contraportada tu nombre, apellidos, tu fecha de marcha y tu edad. Muchos años según tú, demasiado pocos para mi, en eso nunca pusimos de acuerdo y ahora ya es tarde. Te has marchado rápido, demasiado, y nos has dejado huérfanos de tu compañía. Te fuiste como siempre habías deseado, sin ‘dar demasiado trabajo’ pero nos has dejado hechos polvo, tristes, desubicados, llorosos… Hace días que ya no estabas en casa pero mis ojos miraban cada día en dirección al sillón, tu sillón, apenas recién estrenado, con la esperanza de que ese día sí, ese día por fin estuvieras con tus crucigramas sobre las rodillas y el ceño fruncido pensando en la palabra que se te hacía esquiva, pero no estás, el sillón esta vacío, tú ya no volverás, aunque casi mejor así, es duro decirlo pero más duro hubiera sido vivirlo. Miles de recuerdos vienen y van en mi cabeza, de cuando era pequeña, en el pueblo, los recorridos en bicicleta, los paseos por los campos, los baños en la piscina, ya de más mayor los paseos descubriendo Barcelona los domingos por la mañana después del chocolate caliente, los cumpleaños, santos, aniversarios celebrados juntos pero hay uno de ellos que no se me olvidará jamás, vuestra celebración de boda, aquel día maravilloso en el que tú estuviste bien, feliz junto a los tuyos, donde la foto de familia fue la soñada, la que tengo de fondo de pantalla, porque para ti fue un sueño cumplido poder llegar a celebrarlo pero para mi esa foto y no otra es un sueño en si, y no sabes cuanto me alegro de haber podido hacerla.
Seguro que estarás orgulloso de todo lo que conseguiste, una familia que te quiere, unos amigos que lo hubieran dado todo y sus hijas igual, lo han demostrado en muchos momentos pero otra vez han conseguido superar las expectativas y te puedo asegurar que hemos estado muy, muy acompañados. Esta compañía no puede eliminar el dolor pero ayuda a superarlo. El tiempo lo dejará todo en su lugar pero hay una cosa que no cambiará nunca: Te echaré de menos, yayo.
Tan efímeros como las palabras, seamos entonces pronunciados con voz muy alta... Siempre te quedará lo que de él aprendiste y su recuerdo, del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.
ResponderEliminarLa verdad es que es difícil añadir algo a las bellas palabras que tú dedicas... sólo eso, tu memoria y recuerdos para seguir caminando y sonreir.
ResponderEliminarBonito "conocer" a tu yayo.
ResponderEliminarSi hay unas palabras lindas de pensar y pronunciar, son las de "yayo" y "yaya", yo en su momento solo pude pronunciar la segunda.
ResponderEliminarMe has emocionado, al punto de salir las lágrimas.
Siempre estará contido, ya lo sabes.
Un abrazo muy fuerte, preciosa.
no puedo evitar sentir lo que sientes :(
ResponderEliminarBss