Septiembre de 1939. Cuando Varsovia está a punto de caer en manos de la Wehrmacht de Hitler, el capitán Alexander de Milja es reclutado por los servicios de Inteligencia de la recién formada Resistencia polaca. Su misión: transportar hasta lugar seguro las reservas de oro del Banco Nacional de Polonia, ocultas en un tren de refugiados. Una espléndida novela de espionaje que relata la lucha que desde la sombra se emprendió contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, y cómo, en toda Europa, hombres y mujeres comunes se convirtieron en héroes de un tiempo sin ley lleno de ambigüedades.
A primera vista un libro muy interesante ubicado en la época más convulsa de la vieja Europa, la historia desde la resistencia de aquellos que no creían en los ideales que les estaban imponiendo y que querían proteger su país por encima de todo, con sus acciones desestabilizaban al poder invasor y mermaban su poder de ataque y organización.
Cuando empiezas a leer todo cambia, nada es lo que parece. Una novela ha de tener un hilo argumental principal y luego varios de secundarios, con personajes principales y otros menos importantes que llevan al narrador a contar la historia; en este caso las historias empiezan y terminan sin explicar casi nada, un montón de personajes pululan por sus páginas sin saber muy bien que hacen o porque están ahí. Es como el hilo argumental estuviera cortado en párrafos más o menos largos que se intentan unir pot un personaje principal, el oficial polaco, que deambula por diferentes escenarios cumpliendo misiones.
No conseguí pasar de la página 150, le dí muchas oportunidades diciendo que tenía que mejorar pero no lo hizo y hoy me arrepiento de haber perdido el tiempo con su lectura. Si alguien consiguió terminarlo quizás pueda explicarmelo.