Jasmine French siempre había formado parte de la clase alta de la ciudad de Nueva York. Su vida parecía maravillosa, sin embargo, todo cambia de forma repentina cuando su marido le abandona; de una vida de lujo, ha pasado a tener graves problemas económicos que le han situado al borde de la bancarrota y de los que parece incapaz de salir. Sin otro remedio, Jasmine vuelve a reencontrarse en San Francisco con su hermana, de la que no sabía nada desde hace meses.
Intenta recuperarse de la crisis que ha sumergido su presente en un caos, pero le resulta tremendamente complicado, incluso toma antidepresivos para enfrentarse a ello. Añora su anterior vida, cuando todo era sencillo y el dinero le sobraba. Su incapacidad para adaptarse a la nueva situación traerá consigo graves consecuencias que no sólo le afectarán a ella, sino a todos los que le rodean.
Me gusta el cartel de esta película porque es un fiel reflejo de lo que en ella sucede. La única y auténtica protagonista es Jasmine, Cate Blanchet... el resto de actores y artistas que intervienen son meras comparsas al son que toca Jasmine.
Una caída a los infiernos es el inicio de esta cinta, Jasmine, sola y sin dinero se traslada a la otra punta del país a vivir con su hermana. Intentará reconstruir su vida a partir de la nada y no lo tendrá fácil.
Mediante flashblacks vamos conociendo cosas de su vida anterior y empezamos a comprender que fue lo que sucedió para ese cambio tan brusco.
En el presente Jasmine no lo está pasando bien y tampoco quienes le rodean ahora mismo, su hermana lidia con una vida que quizás no es la que merece pero es la que tiene, un novio que no ayuda y un ex-marido que sólo recrimina como les hundió la vida.
Sigo a Woody Allen desde hace mucho y esta película me ha hecho congraciarme de nuevo con él después de sus últimas cintas y por encima de todo he de remarcar el papelón de Cate Blanchet a la que considero una firme candidata al Oscar de este año que viene.