Me voy/nos vamos. Vuelvo/volvemos el 7 de julio. No trabajeis mucho. A mi me/nos esperan sol, playita y buena compañía.

Posdata: Te quiero


La vida de Holly (Hilary Swank) se ve truncada cuando su marido, Gerry (Gerard Butler), muere. Incapaz de salir adelante por sí misma, su madre y sus amigos intentan animarla. Un día, después de su 30 cumpleaños, Holly recibe una carta de Gerry animándola a salir, a divertirse, a seguir adelante. Cada mes recibirá una carta firmada con un "Posdata: Te quiero", que le devolverán las ganas de vivir.


Fire en este post hizo que me picara la curiosidad y me leyera el libro en el que esta basada la película. Hoy la he visto y mke ha gustado tanto como el libro. Tierna, romántica, con momentos de risa y otros llenos de lágrimas. No pasará a la historia del cine lo mismo que el libro no será nunca de más recordados pero sirve para distraerse, para pensar en como podríamos afrontar esa ausencia, en encontrar aquellas palabras que nunca recordamos decir o que tanto necesitamos oír a veces.


Quizás lo que menos me ha convencido ha sido Hilary Swank, no encuentro que sea una película para ella, en cambio me quito el sombrero frente a Kathy Bates.

Día Internacional de la Música


Aún sin darnos cuenta, la música nos acompaña todos los días; en la televisión todos los anuncios tienen su música identificativa, de muchos comercios salen notas que nos distraen de nuestras cavilaciones, hasta en los transportes públicos, la música nos acompaña allá donde vayamos. A todo esto hay que unirle la evolución de los aparatos reproductores, los famosos mp3, que han pasado a ser prácticamente invisibles y con gran capacidad.

La música tiene la capacidad de llevarnos a otros mundos, a otros estados (tanto emocionales como físicos), capaz de hacernos llorar las más amargas lágrimas con sólo unas notas o hacer que una gran sonrisa aparezca en nuestros rostros con unos acordes. Sirve para festejar bodas, bautizos, fiesta familiares y a la vez para recordar a quien ya se fueron. Todos, por muy distintos que seamos, podemos encontrar aquel estilo en el que nos sentimos identificados, a veces sin movernos de él y otras veces, descubriendo nuevos estilos arriesgando en ir más allá de lo ya conocido.

Sólo son siete notas, dispuestas de tantas maneras distintas que forman una variedad increíble de sonidos y armonías. Une a tan distinto tipo de gente que sólo con eso ya tendría que tener un estatus de maravilla del mundo.

No creo que tenga que tener un Día mundial para que la gente se acuerde de ella y la promocione (otra cosa es el negocio que se hace con ella) porque la música es libre y hace libre a los que la disfrutamos... yo, al menos, no puedo vivir sin ella.



Foto: Carlos Porto
Texto: Dsdmona

Pretextos


Suelen ser muy pocas las historias que muestran una completa felicidad, pero muchos los matrimonios que se desmoronan cuando pasa el tiempo, cuando ya no hay amor, cuando hay otros intereses, cuando la vida en común ya no es tan bonita como solía ser, cuando ya no importa nada.

Pero Viena y Daniel forman un matrimonio en el que hay amor, mucho amor pero que a pesar de ello sienten que ya no pueden más, intentan refugiarse en su trabajo para tratar de escapar a la crisis por la que están atravesando, pero descurbrirán que no es suficiente. Él es médico de un geriátrico y ella es directora de teatro, ambos intentan seguir juntos porque esa es la promesa que se hicieron, y es que a veces las promesas se convierten en un buen pretexto para seguir adelante.

Actúan en la película Silvia Munt, Ramon Madaula, Laia Marull, Francesc Garrido, Mercé Llorens, Alex Brendemühl, María José Alfonso, Manuel Alexandre, y fue dirigida por la misma Silvia Munt.

Película de la que se espera mucho y al final se queda en humo. Historias que empiezan y casi ni acaban, personajes que cuentan poco y pretenden que se le entienda mucho. Secuencias grandes, muy grandes (pocas) en una mediocridad generalizada. Caracteres tristes, hartos de todo que no luchan, que se quedan mirando mientras a su alrededor todo se desmorona. Muchas veces sin que los espectadores lleguemos a entender el porque han llegado ahí. Cosas a medio decir, a medio resolver... grandes actores divagando en medio de... humo.

Y pesar de todo me tocó y mucho, ¿por qué? ni yo misma lo sé.

Antes de que el diablo sepa que has muerto


Desesperados por conseguir dinero fácil, dos hermanos de clase burguesa, Andy, (Philip Seymour Hoffman), un ambicioso hombre de negocios casado con una mujer florero y adicto a la heroína, y Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer y su hijo, conspiran para llevar a cabo el atraco perfecto: atracar la joyería de sus padres en Wetchester, Nueva York. Nada de pistolas, nada de violencia, y nada de problemas. Pero cuando su cómplice decide no cumplir las reglas del juego, las cosas no salen como ambos se esperaban.

Después de varios intentos fallidos y variaciones de fecha para su estreno por fin ha llegado a nuestras pantallas. Tanta espera y expectación han incrementado mis ganas de verla, tanto por lo que contaban como por quien lo cuenta. Dos de los mejores actores del momento y algunos secundarios de lujo conforman una historia de perdedores que buscan salvación de la peor manera posible, un plan siempre es bueno hasta que se demuestra lo contrario y en este caso se empieza a demostrar lo contrario mucho antes de lo que ellos hubieran deseado.

Supongo que estará de moda entre los directores lo de hacer la película a trozos, poniendo los diferentes puntos de vista, de los personajes frente a la misma escena pero para mi gusto eso hace que la gente pierda interes, la película se vuelve repetitiva y hasta pesada. Lo único reprochable a un buen film.

Recalcar de nuevo la buena actuación Hoffman, un actor que sin ser atractivo ni guapo tiene algo especial que hace que una película suba muchos quilates con su presencia.

El lector


Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro.
Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de crímenes de guerra nazis y de ser responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración donde eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó.

No había oído hablar de este libro hasta que Syd lo reseñó en su blog. Decidí apuntarmelo para próximas lecturas pero hay veces que una cosa es lo que se piensa hacer y otra muy distinta lo que se hace realmente, y ese libro me llamaba, no podía dejar de pensar en él y no tuve más remedio que pasarme por la libreria y hacerme con él empezando a devorar sus páginas.
Me ha gustado mucho, lo he saboreado lentamente, empapandome de todas las fases por las que pasa el protagonista, sintiéndome un poco como él. Sorprendiéndome por los descubrimientos, por comprender, por fin, la actuación de Hanna aunque sin compartirla y finalmente sorprenderme con el final.
Una recomendación... no os lo perdais, leerlo

El principio...


Juntaron sus frentes, primero con los ojos cerrados, reconociendo, recordando, reconstruyendo sensaciones, inspirando lentamente el aliento del otro, cogiendo esa parte de oxígeno que, en aquel instante, les faltaba; conscientes que en el momento en que abrieran los ojos todo sería distinto, todo habría cambiado, seguro, para siempre. A veces, ese riesgo, vale tanto la pena que se obvian las consecuencias.

Poco a poco los ojos fueron recibiendo luz, enfocando las facciones que ocupaban todo su campo visual, impregnándose de la esencia del otro, de aquello que sólo en sueños habían imaginado; todo aquello era ahora real, estaban el uno delante del otro y la necesidad de tocar, oler, saborear la realidad podía más que la prudencia; bastante habían esperado ya.

Sin separar sus frentes una mano empezó a acariciar la mejilla, un toque suave con resquemor, con timidez para, seguidamente, ser más atrevida de lo que jamás soñó. El dedo pulgar se atrevió a notar la turgencia de unos labios que apenas se habían entreabierto para luego seguir subiendo por la nariz y dibujar sobre la piel, con piel, el contorno de dos ojos que ya se perdían en sus iguales al otro lado. De ahí al beso, el primero, un solo paso, temeroso, avance y retroceso, intuyendo, probando, deleitándose, invitando… Un suave roce, uno sólo, sirve para desatar la locura tantos años contenida, un volcán en erupción al que sólo se puede calmar con más fuego, con más besos y con multitud de caricias.

Foto: Sentimiento ególatra
Texto: Dsdmona

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Gala Évora


El 27 de mayo se publica Agua y luz, un álbum con sentimiento y corazón que significa el debut en solitario de Gala Évora, ex componente de Papá Levante y protagonista de Lola, la película
"Al otro lado del mundo los niños no juegan. Al otro lado del mundo el hombre se esconde y el niño no sueña". Es la canción Al otro lado del mundo, que abre el disco con el que debuta Gala Évora. Una maravillosa canción compuesta por su primo Carlos Sanlúcar que marca desde el principio la apuesta por la emoción que recorre Agua y luz.

Programaciones de carácter étnico se mezclan con las percusiones de Cepillo, el didgeridoo australiano de Luati y las guitarras africanas de Fernando de la Figuera (ex-Especialistas) en una canción que presenta un trabajo destinado a permanecer.
Agua y luz es el primer disco en solitario de Gala Évora, una artista nacida en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1983 y que no surge de la nada. Hija del músico y productor José Miguel Évora, hermana de Borja Évora y sobrina del guitarrista Manolo Sanlúcar, Gala creció jugando con la música. "De ahí viene, de la sangre", dice. "De pequeñita me hacía un micro con papel de plata y cantaba delante del espejo. Soñaba. En el estudio de grabación de mi padre escuchaba a Barbra Streisand, a Peter Gabriel, ensayaba coreografías... Tengo imágenes preciosas de artistas que venían por casa y han dejado algo en mí: Camarón me sentaba en sus rodillas para cantar con él cuando era niña; y Rocío Jurado, Enrique Morente... Canto porque lo necesito como el aire. Lo he llevado dentro".
Un día, Manolo Sanlúcar probó la voz de Gala grabando unos coros para un disco de Carmen Linares. Ahí comenzó todo. "Grababa maquetas para otros artistas junto con otras chicas y cuando las escuchó una discográfica nació Papá Levante". Con Papá Levante, Gala publicó tres álbumes y conoció el éxito con la canción Me pongo colorada en el 2000. "Al principio parecía un juego. Éramos seis niñas amigas y nos divertíamos. Después, tomamos conciencia de que era un trabajo serio. Me dio tablas, me enseñó muchas cosas y por eso tengo la seguridad de hoy. Es de donde vengo y guardo al grupo y a mis compañeras un cariño tremendo".
Tras la separación de Papá Levante y después de protagonizar en el 2007 Lola, la película bajo la dirección de Miguel Hermoso, Gala Évora comenzó la grabación de Agua y luz, su primer álbum en solitario. "Es un disco que llevo mucho tiempo soñando y quería que reflejase como soy. Se han implicado todos. Mi primo Carlos Sanlúcar, que ha escrito seis canciones, me entiende porque lleva mi mismo corazón y me hace transmitir cosas que yo no sé decir. Y Borja Évora lo ha dado todo en la producción. Saben que soy muy perfeccionista, porque pocos me entienden y me conocen de verdad".
Agua y luz está marcado por las seis magníficas canciones de Carlos Sanlúcar, pero también hay versiones elegidas con mimo y criterio. Gala Évora canta a Salif Keita, Quique González, Lila Downs, Luis Pastor y Quintero, León y Quiroga. Un repertorio de primera para que la voz de Gala pueda volar a sus anchas. "Desde pequeñita he seguido la música de Salif Keita. Le admiro y me llena totalmente. Encuentro un dolor y un sentimiento que también son míos. Surgió la posibilidad de cantar con él y no podía dejarla pasar. Con las canciones de Lila Downs, Quique González y Luis Pastor sucedió lo mismo. También tienen el mismo corazón".
El álbum comienza con la canción Al otro lado del mundo, para continuar con Tengo un amor, una apuesta por la sencillez y la calidad, como todo Agua y luz. La preciosa voz de Gala Évora apenas necesita guitarra española, piano y unos leves arreglos de cuerda para mostrarse en toda su expresión, cálida, matizada, delicada. Después, Me voy pa Cai entra suavecita por tangos, también con piano, bajo y percusión y es otro prodigio de elegancia minimalista con aroma sureño. Moussolou es una composición de Salif Keita, que canta a dúo con Gala Évora, magníficamente adaptada al castellano por Javier Portugués con la no menos estupenda guitarra de Fernando de la Figuera, casi en el papel de la kora senegalesa. Resulta admirable la manera que Gala Évora asume la africanidad desde lo andaluz, en uno de los mejores acercamientos que un artista español ha realizado a la música de este continente.
Sabré que eres tú se acerca a Brasil de manera sutil y ensoñadora, mientras Borra de mí esta tristeza es una canción de Luis Pastor, que colabora en los coros y toca el timple canario para llevarnos a Cabo Verde, con ecos de las mornas de Cesaria Evora. Agua de rosas está compuesta por la mexicana Lila Downs, que la incluyó en su último álbum La cantina. Es la canción más dinámica del álbum, que Gala Évora lleva al sur sin perder la esencia caribeña de la versión original. Música popular de muchos quilates, un recorrido por la aldea global que continúa con Quiero volar, un acercamiento al flamenco a través de una voz llena de matices más que por acercarse a la ortodoxia.
En la recta final del álbum, Detrás es una balada que demuestra que basta con piano, contrabajo y batería para que Gala Évora defienda una canción con todas las de la ley. Casi como en De haberlo sabido, una de las grandes y más emocionantes composiciones de Quique González que Gala borda de manera diferente. Y el álbum se cierra con Ay pena, penita, un clásico de Quintero, León y Quiroga que cobra un aire nuevo, casi brasileño, con el acompañamiento suave de la guitarra española de Ludovico Vagnone y la colaboración de la voz de Seu Jorge, con la letra adptada al portugués por Leo Minax. Un magnífico broche para un álbum sorprendente por su delicadeza, su sencillez y la excelente selección del repertorio.
Es obligatorio detenerse en la sensible y artesana producción producción de Borja Évora, que además se encarga del piano, teclados, contrabajo, programaciones, arreglos de cuerda y coros. El mimo con el que ha tratado las canciones es uno de los grandes hallazgos de Agua y luz, un álbum que busca la esencia, que prescinde lo lo superfluo para detenerse en la emoción, en la enorme capacidad de transmisión de Gala Évora, en su voz sensual y sugerente. "Hay unos músicos impresionantes", dice Gala. "El disco es una joya, muy sencillo porque ahí está la belleza. Quiero enseñar mi mundo. Soy una persona que se mueve por sentimientos y el álbum tiene corazón. Quiero que la gente sienta que es algo especial, que le de una oportunidad y lo escuche".


Sencillamente espectacular...

Aritmetica emocional


Una historia de redención, cicatrización y reconciliación que surge a partir de la reunión de tres supervivientes de Drancy, el campo de reclusión instalado por los alemanes en las afueras de París durante la II Guerra Mundial. En 1945, Jakob Bronski, un joven disidente encarcelado en Drancy, decide proteger a dos niños, Melanie y Christopher. Cuarenta años después, Melanie descubre que Jacob sigue vivo. Siempre había creído que después de ser trasladado a Auschwitz había muerto. Le invita a vivir en su granja familiar, en Canadá. Pero Jakob no llega solo, trae a Christopher. Melanie y Christopher deberán reconocer el poderoso vínculo que existe entre los dos. El pasado explota en el presente en una tierna e inesperada historia de amor.

Melanie (Susan Sarandon) lleva toda la vida obsesionada por lo que le ocurrió en su infancia, no ha podido pasar hoja y continúa anclada en un pasado doloroso que la ha llevado en más de una ocasión a ingresar en una clínica psiquiátrica. Jakob (Max Von Sidow) le entregó un cuaderno a Melanie el primer día en el campo con la consigna de que apuntara todas las personas, datos y cualquier cosa que sirviera para contar en un futuro lo que allí hubiera ocurrido y de esa manera la condenó a no olvidar, a recordar cada segundo de su vida en el campo al lado de Christopher (Gabriel Byrne) , su amigo, su hermano, su todo... nunca se recuperó de su separación, quedaban muchos temas pendientes que con esta visita inesperada saldrán a la luz. David (Christopher Plummer) no ve con buenos ojos esta visita ya que cree que traerá malos momentos a su apacible vida...

Todo transcurre en un día, en un sólo escenario, la casa de Melanie y de vez en cuando nos salpican con imagenes en blanco y negro del pasado, de ese oscuro y negro pasado que todos deberían haber olvidado.

Una película de grandes actores, de espléndidos paisajes, de reencuentros, de cuentas pendientes, de sentimientos, de la vida....

Soñar


A pesar de estar medio dormida todavía, noté que la comisura de los labios tenía una leve inclinación hacia mis ojos, sonreía en sueños o al menos eso es lo que me parecía en una primera sensación. Intenté recordar que era lo que lo mi mente me había puesto como película esa noche, para saber a que se debía esa medio sonrisa en mi cara… pero no lo conseguí, el sueño se mantenía esquivo y escondido dentro de mi cabecita.
Rocé mis labios con la piel de mis dedos para grabar a fuego esa sonrisa, me sentía tan bien… con esa sensación de bienestar me levanté para ir al baño; de camino, el espejo del armario devolvió una imagen de mi luminosa, brillante y todo por esa ligera curvatura en mis labios.
Decidiamente debería soñar más a menudo; aunque estaría mucho mejor recordar lo que había soñado cada vez que me levantara con esa sonrisa.
Foto: LCL
Texto: Dsdmona

La luz de la pasión


Desconocemos sus nombres, pero sabemos que él es cristiano de la región montañesa de Líbano y ella, una musulmana de Beirut; y que su apasionado amor durante la guerra civil libanesa les expulsará de sus respectivas comunidades. Él se hunde en una locura que diluye las fronteras entre lo real y lo imainario. Ella... ¿realmente ha existido esa mujer?

Con la amenaza de la guerra todavía presente y desde el asilo psquiátrico en el que se encuentra recluido, el hombre recuerda la historia de pasión atormentada y muerte que se entremezcla con la crónica de una guerra civil que transformó radicalmente las vidas de todos los libaneses.

En esta novela poética y apasionada, la novelista libanesa Huda Barakat (Premio Naguib Mahfuz, 2000) recurre a la guerra civil que la llevó al exilio para explorar las zonas oscuras, prohibidas y enterradas en las profundidades del ser humano, donde el amor entra en contacto con la locura y la muerte.

Al haber terminado de leer las últimas palabras de esta novela me queda el desasosiego de no haber comprendido del todo lo que la autora quería trasmitir, de haberme perdido cierta magia de la que estoy convencida tiene la novela. Quizás en el desarrollo de las ideas, en algunas ocasiones demasiado complicadas para mi cabeza (en el estado actual o siempre, de eso no estoy segura que que si cambiara el tiempo en el que lo leyera esa sensación mejoraría), hacen que pierda parte de la riqueza que esta novela corta atesora en su interior. La vida de dos personas, anónimas, en un tiempo pasado relatada por la parte masculina de la historia desde el manicomio donde se recupera de las consecuencias de un secuestro y porsteriores torturas; intentando él mismo, con esa recreación del pasado, intentar sacar luces sobre las sombras que se ciernen sobre la relación de esas dos personas.

Para leer con calma, interiorizando el texto para poder analizarlo con detenimiento, sino corremos el riesgo de perder cosas por el camino.

¿Mayores?



Tengo 32 años y me considero una persona joven, aunque según muchos sectores ya he dejado de serlo.

En los anuncios de hipotecas tienes ayudas, mejores condiciones si eres joven (en algunos bancos)... cuando miras las condiciones además de muchas otras está la edad, sólo hasta los 29 años. En las ayudas que nos da el gobierno de Catalunya para los que vivimos en un piso de alquiler la edad máxima son los 30 años, las desgravaciones por el mismo tema en Hacienda es sólo hasta los 31. Los llamados "carnet joven" que ofrecen multitud de descuentos y ventajas a sus poseedores dejaban de ser jovenes cuando cumplias los 26, desde hace un tiempo tienen esa suerte los menores de 30 años. Si no eres estudiante o jubilado los que somos jóvenes-mayores no tenemos descuentos ni ventajas de ninguna clase.

Yo me considero joven pero está claro que la sociedad de consumo ya me considera demasiado mayor...

Foto: Odelot

Remodelación concluida

Después de unas semanas copiando todo el blog antiguo a este nuevo doy por finalizado el trabajo. He copiado todos los post en su formato original así como los comentarios (sin páginas web) para de esta forma tenerlo todo en una misma ubicación. En los próximos días intentaré dar un poco de uniformidad al tamaño y fuente del texto así como intentar variar el color para que la lectura sea más cómoda, he moderado los comentarios no parea censurarlos sino para evitar que robots posteen en lo que vaya escribiendo, no os extrañeís si el comentario tarda en salir.
Las que teneis enlazado los dos blogs podeis borrar la dirección antigua ya que sólo dejaré el post en el que escribí la nueva dirección y los motivos de la mudanza.
Gracias a este trabajo me he dado cuenta de lo mucho que he escrito, lo bien que han sido recibidos mis posts y la gran cantidad de personas que a través de este medio he podido conocer (aunque algunos sólo de manera cibernética). Muchas gracias por vuestro apoyo.

D.
 
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