Después del fracaso de su matrimonio Marcelo Suelas se ha visto obligado a empaquetar sus pocas pertenencias y volver al hogar de sus padres, a su habitación de toda la vida, al barrio que le vio crecer y emanciparse fallidamente. Rondando los cuarenta y cuestionándose amargamente su propia estabilidad mental, Marcelo se ha quedado sin casa, sin coche, económicamente famélico y con su adorada hija en régimen de visitas. Para colmo su trabajo como psicólogo interino en la Prisión Provincial pende de un hilo.
La vida no parece darle tregua.
En su caminar nos encontramos con sus padres, ella aspirante a beata y él policía excrápula jubilado y rehabilitado, su amigo Domingo, soltero y triunfador, sus variopintos compañeros de trabajo y las entrevistas con los presos que finalmente marcarán las cartas con las que Marcelo Suelas tendrá que jugar.
Durante más de trescientas páginas asistimos, en un sutil crescendo, a seis días en la existencia gris de un hombre gris. En primera persona y en presente, Marcelo suelas nos hace partícipes de sus vaivenes cotidianos y de su incesante empeño por retomar el rumbo de su anodina vida.
"Crónica insignificante" muestra como las pequeñas decisiones de cada día son las que indefectiblemente marcan el camino por el que terminamos transitando.
Hace poco se puso en contacto conmigo el autor de esta obra auto publicada en Bubok que intenta ver su obra en las librerías tradicionales. Me pedía su lectura y una reseña en el blog, además de pedirme mis impresiones. Acepté encantada y sorprendida por la petición.
La reseña cuenta que el libro empieza algo dubitativo como el ánimo de Marcelo, desubicado en su nueva situación vital, de vuelta a casa de sus padres, con un trabajo temporal y un matrimonio fracasado. A medida que la novela avanza nos encontramos a un Marcelo que poco a poco le va cogiendo el punto a la vida y se siente más seguro de si mismo.
Conocemos seis días en su vida, desde que se levanta hasta que se acuesta, sus pensamientos, sus sensaciones, que escucha o que detesta, que le hace reír o llorar. Podría ser yo o tú o cualquier otra persona de nuestro alrededor, conocemos a muchos en la misma situación o con situaciones parecidas, eso hace que sea más fácil empatizar con el protagonista.
No todo es bonito, hay momentos en los que la lectura pierde ritmo y creo que es causa de la voluntad del escritor de mostrarnos sus gustos musicales (poco comunes en muchos casos) a través de su protagonista, en esos momentos la redacción parece algo forzada y el ritmo se reduce. También podría decir que hay algún elemento al que se le da mucha importancia en cierto punto de la historia y que prácticamente pasa desapercibido después hasta casi el final de la novela, que para mi es lo mejor de ella y eso hace que te quedes con un buena sabor de boca.