Pequeñas mentiras sin importancia

Un grave accidente de moto lleva a Ludo al Hospital después de una noche de juerga. Sus amigos le visitan y se quedan consternados, pero deciden no suspender sus vacaciones en la lujosa casa que Max tiene en la playa porque no pueden hacer nada por él mientras está en la UVI. Son treintañeros de buen corazón y moral laxa, unos con mujer e hijos y otros con algunas relaciones que no pasan por sus mejores momentos. Serán días de descanso y también de tensión porque lo suyo es auto-engañarse, porque son unos perfectos egoístas, maniáticos o inseguros, incapaces de llamar a las cosas por su nombre y acostumbrados a eludir los verdaderos problemas. Así es este grupo de adolescentes permanentes que se divierten y se soportan juntos, que se quieren con sus debilidades y a su manera, que tratan de fingir que son felices.

Película francesa de reparto coral que nos lleva a las vacaciones de un grupo de amigos en casa de uno de ellos, son invitados cada año a pasar unos días de descanso y este año, a pesar de que uno de ellos no puede asistir por estar en la UVI después de un grave accidente, no va a ser menos (total, no pueden hacer nada por él, mientras esté sin pasar a planta).

Una película que nos eseña como la gente puede automentirse, autocomplacerse, engañarse a ellos y a los demás mostrando su cara alegre y divertida, despreocupada y de que todo está bien cuando para nada es así y cada uno de ellos sufre por un motivo u otro, una relación casi rota, un secreto compartido e incómodo, una tristeza incipiente, una huida hacia adelante sin enfrentarse al problema pensando que así se solucionará solo...

Una película muy correcta donde no hay nadie que sobresalga pero que recuerdas mucho más allá de la puerta del cine.