Hay en Barcelona un restaurante algo especial, en él además de cenar ( y muy bien por cierto) puedes escuchar música de jazz en directo. Cada día de la semana (menos los lunes) programan un concierto. El fin de semana concierto especial con algunos de los mejores grupos y solistas del panorama jazzistico del país.
Hace tiempo que tenía ganas de regalarle a S. una noche así y el cumpleaños me pareció una buena oportunidad. Hay diferentes opciones a cada cual más interesante, puedes ir sólo a cenar, puedes cenar y escuchar el concierto o puedes ir a tomar una copa y disfrutar de la música. Escogimos la segunda opción, cena + espectáculo. El escenario (no muy grande) está rodeado de mesas y así desde casi toda las silla se ve el concierto estupendamente pero si además estás en segunda fila todavía lo disfrutas más. Estábamos en el postre cuando empezó el espectáculo, porque a pesar de estar anunciado un concierto aquello fue un espectáculo, cuatro artistas acual más bueno intentando, y consiguiendo, que la gente se entregara a su música aún sin ser muy devotas de ella como es mi caso.
Los artistas eran Geri Barry y Alain Guiu Trio. De Geri Barry he encontrado esta pequeña biografía: su nombre puede sonar a norteamericano, Geni Barry, que en verdad se apellida Barrera, es de Barcelona y fue dentro de la gran tradición jazzística de la Ciudad Condal, de la que estaba imbuida su familia, donde el futuro xilofonista se aficionó a la música norteamericana. Dicen que el jazz te apasiona o te deja indiferente. Ser o no ser, he ahí el dilema para los jazzmen y sus seguidores. Entre estas dos opciones no hay lugar para el término medio ni el ten con ten. En fin, nadie podrá discutir que Barry se entrega en cuerpo y alma. A la temprana edad de 14 años, aprovechando las láminas de otros dos que estaban desafinados, se construyó su primer xilófono. Así las cosas, guiado por el mismo entusiasmo, apenas cumplió los 18 fundó su primer cuarteto junto a su hermano y un par de amigos. Aunque podemos decir que nuestro músico es de formación autodidacta, tuvo mucho que ver en su aprendizaje el vibrafonista francés Claude Guillot, del que amén de técnicas aprendió a hacer mazos, y Tete Montoliú, con el que viajó y pisó varios escenarios. «El maestro completó mis enseñanzas bajo su punto de vista, que, por cierto, era envidiable». Siguiendo los consejos del pianista desaparecido, Geni, siempre tan dado a la construcción de sus instrumentos, se hace un vibráfono con talla de concierto y escribe un libro sobre terminología y técnica : Manual práctico del jazz (Editorial Mitre).
«Tete también me brindó la oportunidad de conocer a Bobby Hutcherson, el mejor vibrafonista del mundo». Llena de influencias de este último, su música, muy efectista, oscila entre el bebop, el hardbop y la onda caliente del jazz latino. Para sus acompañamientos, a los que imprime cierto sentido pianístico, gusta de utilizar cuatro mazos; para los solos le basta con dos. «Juego con el lenguaje del bop moderno, sin eclecticismos». Y con él se ha presentado en locales como el Jamboree o la Nova Cova del Drac.
Y una actuación en el Jamboree. Un gustazo de verdad.
Qué pena de no vivir en Barcelona. Me alegro de que lo hayais disfrutado un montón. Un besiño
ResponderEliminarciertamente debe ser un placer cenar en un lugar así, eso de la música en directo acompañando da un sabor que ni el mejor de los postres; apunto el nombre para la próxima visita.
ResponderEliminarque gustazo tiene que se comer en un sitio asi...
ResponderEliminarque suerte teneissssssssssssssss...
ains...
un beso enorme des....