The Ilusionist

A finales de los años 50, una revolución sacude el universo del music-hall: los espectáculos tradicionales protagonizados por acróbatas, malabaristas y ventrílocuos se consideran pasados de moda por el gran público, seducido por el carisma de las jóvenes estrellas de la música rock.

El ilusionista no deja de comprobar día a día que lamentablemente pertenece a una categoría de artistas en vías de desaparición. Cada vez es más raro conseguir firmar un contrato, por ello se ve obligado a abandonar las grandes salas parisinas y parte con sus palomas y su conejo a probar suerte presentando su número de magia en Londres.

Pero la situación es la misma en el Reino Unido, y se resigna entonces a actuar en los pequeños teatros, fiestas al aire libre, cafés, y en el pub de un pueblo de la costa oeste escocesa. Allí conoce a Alice, una joven que aún posee la capacidad de asombro característica de la infancia, la cual cambiará su vida para siempre.

Ella todavía ignora que le ama como a un padre; él siente que la ama como a su hija. Del encuentro de estas dos soledades nacerán momentos mágicos y tiernos, que les marcarán para siempre...

Basada en un proyecto de Jacques Tati que nunca vio la luz la cinta nos devuelve a los dibujos de toda la vida, donde cada uno de ellos tiene su cara, sus particularidades, con una estética retro, lleno de colores pastel, suaves en el movimiento y en la acción. 

Con un ligero toque de humor nos retrata una realidad decadente, un oficio que se pierde, que ya no llena ni enmudece a los espectadores, una emigración forzada en busca de trabajo.

Se juntan dos magias, la de un desconocido que quiere a Alice como  aquello que nunca tendrá y una niña a la que se le abre un mundo totalmente desconocido a todo lo que ha vivido hasta ahora y que deberá descubrir que la magia siempre esconde algún truco.

Una película preciosa, delicada, de deleitarse con los detalles, con las sensaciones, con los dibujos y sobretodo con la magia.