Mike Devons es un hombre felizmente casado a punto de cumplir su quinto aniversario con el amor de su vida, Alan Peterson. Ambos forman la pareja perfecta, una familia suburbana a quien todos envidian en el corazón del valle de Salinas, en California.
Pero la llegada del nuevo jefe de Mike, Todd Michelman, hace que su mundo se tambalee. Homófobo, misógino y racista, ha puesto la oficina patas arriba. ¿Qué hará con él cuando descubra que es gay? ¿Tendrá que volver al armario? A sus cuarenta y un años, Mike ya no tiene paciencia para estas historias.
Mientras, Alan tiene el problema contrario: sus alumnos en el instituto de King City le piden ayuda para organizar un Día del Orgullo Gay extraoficial. Él acepta encantado, pero no toda la comunidad está por la labor. Las familias se le echan encima y su director, con el que tan buen rollito había tenido siempre, le llama al orden. Mal momento para descubrir lo que tu jefe piensa realmente de ti.
¿Conservarán sus trabajos? ¿Conseguirán que los problemas no afecten a su relación? Mike y Alan tienen recursos para todo, y en el camino seguro que te arrancan al menos una sonrisa.
La vida está llena de sorpresas, y a ellos les esperan unas cuantas.
A Ruth la "conozco" desde mis inicios en esto de los blogs aunque intentando hacer memoria no sé como fuimos capaces de encontrarnos en este gigantesco mundo. En su blog escribió algunos esbozos sobre Alan y Mike y siempre me gustaron estos personajes, la frescura y el humor que destilaban sus aventuras, así que cuando contactó conmigo para proponerme la lectura en avanzado de su primera novela, sabiendo además que los protagonistas era esta pareja ni siquiera lo dudé y hoy os traigo mis impresiones.
No es el tipo de libro que acostumbro a leer y eso, a priori, me daba algo de miedo, responsabilidad... ¿y si no me gusta qué digo? pero en las primeras páginas supe que no lo abandonaría, que lo iba a terminar y encima iba a disfrutarlo muchísimo (curiosamente me ha pasado lo mismo con otro libro de similar perfil que pronto os traeré por aquí).
Me cuesta mucho reírme con los libros, siempre he pensado que tengo un humor algo distinto pues lo que a la mayoría hace desternillarse de risa a mi ni fú ni fá, así que un libro me haga reír y sonreír tiene un mérito increíble.
Quitando una primera capa amable, risueña y un poco frívola (si queréis llamarla así) hay unas capas más profundas donde el miedo, la amistad, la competitividad, el amor, la confianza y todas sus variantes y consecuencias asoman y no tímidamente.
Un mundo donde cada vez más se habla de integración, de visibilidad, de aceptación aún da muestras de que esos términos, en determinados estados o situaciones, aún nos coartan, nos aterrorizan, tanto sentirlos como tenerlos delante. Nadie debería juzgar a nadie por quien ama o quien es es dueño/a de sus sueños, los padres no deberían tener miedo por que quien educa a sus hijos sea gay o lesbiana, no es contagioso.
Nadie debería pisar a nadie para ascender en el trabajo y los jefes no deberían mirar con ojos libidinosos a las mujeres, no sólo son objetos de deseo, tiene su inteligencia, sus buenas ideas y una capacidad de trabajo igual a cualquiera de ellos.
Las parejas, del sexo que sean, tiene sus discusiones, sus momentos románticos, sus momentos vanales y no siempre tiene que ser una explosión de fuegos artificiales pero está claro que si no se cuida cada día nada puede permanecer eternamente.
Estas reflexiones, mucho mejor explicadas, adornadas y fluidas son para mi la base del libro, acompañado de unos personajes que adoras y odias a ratos y momentos, pero eso también forma parte de la vida, todo el mundo tiene una parte oscura siendo bueno y una parte buena siendo un capullo.
Gracias Ruth por acordarte de mi y dejarme divertir leyendo esta historia.
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