- Un día me senté a ver pasar el Tiempo
- ¿y lo viste?
- No lo ví pero al levantarme me sentí más vieja...
Foto: Teban
Texto: Dsdmona
- Un día me senté a ver pasar el Tiempo
- ¿y lo viste?
- No lo ví pero al levantarme me sentí más vieja...
Foto: Teban
Texto: Dsdmona
En los años 40, Martha Beck (Salma Hayek) y Raymond Fernandez (Jared Leto) formaron la pareja más buscada de América. Sus objetivos eran viudas de guerra y mujeres adineradas que tenían la mala fortuna de responder a los anuncios en prensa en los que Ray se presentaba como el amante latino ideal. En este juego mortal, Martha se hacía pasar por su hermana. Cometieron una veintena de crímenes. El detective Elmer C. Robinson (John Travolta) participó en su captura en 1949. "Corazones solitarios" reconstruye estos hechos reales.
Película entretenida, de acción contenida, algún momento con excesivo ketchup para mi gusto pero muy bien interpretada, me ha sorprendido Jared Leto, tiene un papel de chico duro y malo, un poco chulo que cada vez se ve más y más atrapado por las circunstancias. También impresionante Salma Hayek hacíendo de mala, malísima. El peor para mi, John Travolta, tan comedido, tan soso que aburre hasta las ostras. Basada en hechos reales situada en la parte interior de Estados Unidos, nos cuenta una historia de soledades, de marchas sin motivo conocido y rabia, mucha rabia contenida. Personas empujadas a la soledad por un motivo u otro y que sobreviven como pueden, con mayor o menos fortuna.
Recomendable, aunque hubiera estado mejor en blanco y negro.
Culo - Botero
Señora - Botero
El regreso de Williams B. Arrensberg
La regenta
La lechera
El pescador
La pescatera
Woody Allen
Esperanza caminando - Julio López Hernández
Fotos: Dsdmona
(..)Jamás me hubiese imaginado que tal nombre podría existir y que sería la causa de tanto desasosiego en nuestra vida. “Corazón de papel”, parece un nombre de chiste, de cuento, de una cosa inventada para nuestra fantasía pero detrás de ese nombre se esconde una terrible enfermedad. Al principio no entendía el porqué nos había tocado a nosotros, hacíamos una vida sana, no fumábamos, no bebíamos, íbamos al gimnasio de manera regular y nunca abusábamos de los fritos y congelados pero aún así no había error posible, el diagnóstico era claro y la evolución clara y diáfana. Un par de meses en los que intentar conocer un poco más sobre la enfermedad, intentando engañarnos diciendo que todavía quedaba tiempo para llegar a tal síntoma, que eso que decían los libros y los médicos a nosotros no nos iba a ocurrir… pero la mayoría de veces el engaño no sirve de nada y sólo retrasa lo inevitable y las medicinas acaban llegando. El cansancio, el reposo absoluto, la imposibilidad de respirar por medios propios, la necesidad de ayuda para todo hacen que la realidad se abra de la manera más dolorosa. Ves como se va, despacio, sin poder evitarlo, como los granos de arena que se escurren sin remedio por entre los dedos aunque los intentes retener. Y entonces llega el día en el que te dicen que has pasado a estar el número uno en la lista de transplantes y la vida depende de que alguien muera, y se te hunde el mundo. Deseé con todas mis fuerzas que alguien, quien fuera, muriera en ese mismo instante para poder terminar de una vez esa pesadilla. Yo, que jamás he podido matar ni una mosca estaba dispuesta incluso, a matar con mis propias manos a quien se me pusiera a tiro por un corazón, su corazón… Ese delirio me duró unas horas en las que no salí de casa por medio a llevar a cabo mis amenazas, volví a la realidad cuando vi tu mirada implorante, desde la cama, llamándome para que me sentara a tu lado y te cogiera la mano, y en un hilo de voz confesaste tu miedo. El miedo que te invadía más que el oxígeno que te mantenía con vida y lloraste, lloramos por todo aquello con lo que soñamos y, que en ese momento, no sabíamos si podríamos hacer, por las cosas que quedaban por decirnos, por las dichas que hubiéramos querido borrar y que ya no podíamos, por todo y por nada. Pasaron uno, dos, tres y hasta cuatro días, mirándote a cada segundo, sin que tú ya me vieras, en el hospital rodeado de tantos y tantos tubos, botes, jeringas, agujas y todo de artilugios que te ayudaban a aferrarte a este mundo junto a mi mano. Visitas que más que hacerte compañía a ti me la hacían a mi. Llantos desesperados por no poder hacer nada para ayudar. ¿Hay alguien cuerdo que donaría su corazón sabiendo que así morirá?, yo no conozco a nadie, ni yo misma hubiera tenido el valor de hacerlo, quizás puedas llamarme cobarde y tendrás razón, lo soy. (continuará..)
Foto: Q.ueen
Texto: Dsdmona
Empar Moliner es una de las columnistas más singulares y brillantes de nuestra prensa contemporánea. A medio camino entre la crónica y la narración, los artículos que publica cada sábaso en la edición catalana de 'El País', tiene un club de fans cada vez más numeroso. Se comentan en la radio, se traducen, se han representado en el treatro y han estado objeto de estudios universitarios. Este libro es una selección de los mejores articulos. Por algunos de los que se incluyen en este libro la autora ha estado amonestada formalmente por la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña.
Había leído otro libro de Empar Moliner y me lo pasé tan bien leyéndolo que me atreví con estos artículos... pero el resultado no ha sido el mismo, esperaba encontrar uno textos mordaces y irónicos, llenos de su particular sentido del humor pero lo que he leído ha sido muy light, como si hubiera pasado por el colador lo que puede leerse y lo que no, en estos artículos me ha dado la impresión que había algo detrás que le impedía escribir libremente...
Lástima, me apetecía reírme leyendo
Hace ya demasiado tiempo que estoy aquí sentada y no sé como colocar las piernas, me duelen y ya casi ni las siento, estas sillas de hospital son de lo peor que he conocido en cuanto a comodidad. El tiempo pasa tan lento cuando ha de pasar rápido… ojala tuviera la magia para hacer que las manillas del reloj volaran sobre su esfera y que las nueve horas que me han dicho que he de estar aquí sentada se pasaran en un suspiro… pero mucho me temo que deberé aguardar todas ellas con sus correspondientes minutos sin poder rechistar y es que la espera valdrá la pena o al menos eso es lo que deseo con todo mi corazón. Mi vida está en sus manos, en sus dedos y en todos esos instrumentos que están utilizando en estos momentos. Escribir es lo único que me relaja algo y permite que mi mente conecte un poco con el mundo y deje de divagar sobre si saldrá bien o no, si el médico saldrá y dirá “hay buenas noticias”, o por el contrario, su cara dirá que no hay nada que hacer a pesar del esfuerzo… y es que es mucho lo que hay en juego; nada menos que una vida, en realidad dos, la tuya y, por extensión, la mía que prácticamente depende de la tuya. Si al salir por esa puerta leo en sus ojos que ha pasado lo peor, no sé que será de mi. No sé vivir si no es a tu lado, con tus olores, colores, texturas, sin tu piel, tu voz, tu sabor… hace treinta años que compartimos la vida y ya no me la imagino sin tu persona, sin amor, el tuyo… No he querido que nadie me acompañara estas largas horas. ¿Insensata? quizás, pero no me gusta que me tengan lástima y si se hubieran quedado me hubiera parecido que lo hacían por compasión y ese nunca es un buen motivo para acompañar a nadie y menos en el dolor. El dolor físico que debes estar sintiendo sobre esa fría mesa de quirófano y el mismo que siento por todo mi cuerpo en una especie de paralelismo brutal que me incomoda y me mina. Debo estar fuerte, aguantar y no desfallecer bajo ningún concepto, será mi mejor regalo como sabes que tu vida será el mejor regalo que podrás hacerme jamás. Mientras estés sobre esa mesa, con el pecho abierto de par en par has de luchar, con tus fuerzas, algo escasas, y las que te envío, por continuar viviendo, para poder regresar y terminar todo aquello que dejaste a medias cuando llamaron por teléfono hace menos de veinticuatro horas. Desde entonces todo ha sido un correr constante, un no parar para llegar a donde estamos ahora, yo aquí fuera esperando y tú ahí dentro… pero esto no empezó ayer, no… lo hizo hace un par de meses. [...continuará]
Texto: Dsdmona
Foto: Q.ueen
"L'ou com balla" es una tradición de las fiestas del Corpus que tiene su origen en el siglo XV, ya que en el libro de cuentas de la Catedral de Barcelona se registró una partida de huevos que se tenian que colocar en el surtidor del claustro durante el dia del Corpus.
La tradición consiste en un huevo vacío que gira gracias al rayo de agua del surtidor, que tiene el pie adornado de flores, y simboliza el paso del tiempo y el ciclo de la vida. "L'ou com balla" tambien se relaciona con las ocas, animales que se utilizaban como guardianes de los recintos religiosos, ya que cuando un extraño entrava la guardia se despertava por el escandalo que los animales provocaban.
De esta manera, los ciudadanos y las ciudadanas que lo deseen pueden admirar la vieja tradición historica de la ciutad en el surtidor de Sant Jordi del claustro de la Catedral, en la parroquia de Santa Anna, en el Museu Marès y a Ca l'Ardiaca, entre otros, del 7 al 10 de junio.
Claustro de la catedral
Ca L'Ardiaca
Museu Frederic Marés
Texto: http://www.bcn.es/
Fotos: Dsdmona
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