No hay silencio que no termine

En 2002 Ingrid Betancourt, candidata a la presidencia de Colombia, fue secuestrada. No hay silencio que no termine es el relato de seis años y medio de cautiverio a manos de las FARC. Íntimo, terrible, intensamente personal, este testimonio de su propia aventura no se parece a ningún otro. He aquí el viaje al corazón de las emociones extremas, una meditación sobre la vida, sobre la condición de réprobo y sobre lo que significa ser humano.

Este es el libro escogido por Senderos Íberos para el club de lectura del mes de Noviembre.

Es un libro incómodo de leer, te implicas en sus palabras, es imposible no sentirte intimidada por lo que allí ocurre; no es fácil separarte y leerlo como algo ajeno a pesar de no ser tú misma la protagonista.

Si pusieran en nuestras manos este libro sin conocer nada de lo que sucedió, ni tan solo saber si era una historia real podríamos decir que estamos delante de un libro de aventuras, abusos y vejaciones; de supervivencia frente a un mundo hostil donde el hombre muestra lo peor de la condición humana. Por desgracia, no es una historia creada por alguien en una voluntad de narrar, es una historia real, los recuerdos de alguien que sufrió pero nunca se dejó vencer, que luchó por no perder la poca dignidad que le   quedaba a pesar de los esfuerzos por hacersela perder. 

No entiendo como los hombres pueden corromperse tanto por poder, dejar a un lado la educación que hayan podido recibir y tratar de manera tan miserable a un igual, ¿qué lleva a alguien a creerse con poder para machacar a otro?¿por qué para agradar a los jefes pasamos por encima de quién sea y lo que sea?las razones no las sé pero si creo saber donde surgen o donde buscar a este tipo de personas, en barrios llenos de miseria, de pobreza donde estar en otro nivel puede ser la diferencia entre morir y vivir, donde alguien que hable bien, que les diga quienes son los culpables de sus miserias será escuchado, será el líder al que seguirán más allá de cualquier duda y si ésta llega a surgir serán ellos los que no tendrán ningún pudor en retirarlo y ser los nuevos jefes.

Al ser una historia personal, contada en primera persona no hay nada criticable pues es ella misma la que decide, y tiene todo el derecho, que contar y como hacerlo pero no me ha gustado la sensación de que sólo ella, y su amigo Lucho, sufren, que sólo ellos hicieron algo para escapar, que sus compañeros se habían resignado a la tortura y el confinamiento, que se habían rendido. De aquí su polémica, porque los recuerdos no son siempre iguales en todos, aún pasando por lo mismo... cada uno recuerda, olvida, o intenta seguir su vida como mejor puede así que el hecho de leer, o no hacerlo, determinadas cosas levanta ampollas, hace revivir cosas que quieren olvidar, que no recuerdan así, que no coinciden con sus experiencias...

Olvidando la polémica, es un libro que engancha, que recomiendo para conocer la problemática de las FARC, que aconsejo a todos aquellos que todavía piensan (si queda algún iluso) que los hombres son todos civilizados y humanitarios.