Es una obra contemporánea con aquel regusto de clásico que tiene una historia terrible, épica y trágica. Casi una epopeya: la vida de toda una familia, de un grupo de gente, de un pueblo, de una civilización cultural. Incendis es una obra absolutamente contemporánea, escrita hace pocos años, pero a la vez es una gran historia trágica, que parece que venga del fondo del tiempo, para emocionar a los que la hacen, y a los que la ven.
Hace meses que fijé mis ojos en esta obra de teatro, fue durante la espera de "Llum de guàrdia" leyendo las próximas obras de la temporada del Teatro Romea. Julio Manrique ya era para mi una gran atracción para verla pero al leer que también actuaba Clara Segura no tuve ninguna duda de que sería de las que no me iba/íbamos a perder, así que cuando salieron las entradas ni tan siquiera me hizo vacilar la larga duración.
Han pasado más de dos semanas desde que la vimos y todavía resuenan en mis oídos algunas de sus frases y algunos de sus silencios. Porque "Incendis" no es escenografía, no es vestuario es simplemente palabras y silencios, actores que interpretan mucho más allá del texto y que accionan sus propios resortes para conseguir emocionar, golpear, estremecer, llorar al público. Por primera vez en un teatro vi llorar a mi alrededor, sentí como deseaba ponerme las manos en las orejas y dejar de escuchar porque lo que allí decían dolía, adivinabas el siguiente movimiento y no por ello dejaba de sorprender.
Todas y cada una de las escenas tiene su tiempo, su porqué y su sentido pero es al final cuando todo el círculo se cierra y llega la explosión, la que hace que el público ovacione en pie mientras todavía se enjuagan las lágrimas los actores.
Esta obra tiene una hermana en el cine, puedes ver la ficha aquí.
Hace meses que fijé mis ojos en esta obra de teatro, fue durante la espera de "Llum de guàrdia" leyendo las próximas obras de la temporada del Teatro Romea. Julio Manrique ya era para mi una gran atracción para verla pero al leer que también actuaba Clara Segura no tuve ninguna duda de que sería de las que no me iba/íbamos a perder, así que cuando salieron las entradas ni tan siquiera me hizo vacilar la larga duración.
Han pasado más de dos semanas desde que la vimos y todavía resuenan en mis oídos algunas de sus frases y algunos de sus silencios. Porque "Incendis" no es escenografía, no es vestuario es simplemente palabras y silencios, actores que interpretan mucho más allá del texto y que accionan sus propios resortes para conseguir emocionar, golpear, estremecer, llorar al público. Por primera vez en un teatro vi llorar a mi alrededor, sentí como deseaba ponerme las manos en las orejas y dejar de escuchar porque lo que allí decían dolía, adivinabas el siguiente movimiento y no por ello dejaba de sorprender.
Todas y cada una de las escenas tiene su tiempo, su porqué y su sentido pero es al final cuando todo el círculo se cierra y llega la explosión, la que hace que el público ovacione en pie mientras todavía se enjuagan las lágrimas los actores.
Esta obra tiene una hermana en el cine, puedes ver la ficha aquí.
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