Con "El país donde nadie muere", Ornela Vorpsi nos propone una vista a una tierra insólita, donde los cuerpos de los hombres, hartos de comida y regados con aguardiente, descansan en una siesta eterna, solo interrumpida por el paso fugaz de una falda que cubre piernas y caderas de ensueño. Entramos en Albania y corren los años setenta del siglo pasado, una época marcada por la dictadura de Enver Hoxha y las consignas huecas de un partido que se niega a mirar de frente a la realidad, mezclando chulería y orgullo patriótico en el plato roto del gobierno.
Quien habla al principio es una niña, hija de un padre que ahora languidece en la cárcel y de una madre que lleva su hermosura como una maldición, pues en ese país donde el machismo impera y el odio se vende a granel, su cuerpo bien dibujado es casi un delito. La niña crece leyendo libros a escondidas, y con ella maduran las preguntas que nadie quiere contestar; solo la rabia y el humor feroz que siempre la acompañan le permitirán huir por fin a otra realidad y empezar una nueva vida, sabiendo muy bien que la muerte ahí está, y no perdona a nadie.
Es un libro pequeño, corto en cuanto a número de páginas (125) pero intenso desde la primera página hasta la última, relata hechos y pensamientos duros de una vida dura, donde nadie tiene libertad para hacer nada y cualquier cosa puede ser susceptible de ser denunciado... un mundo donde los hombres mandan y cogen aquello que se les antoja sin dar explicaciones, una niña crece enmedio de esta visión y no puede evitar hacerse preguntas que nadie quiere contestar, a veces por ignorancia y otras, las más, por miedo a decir algo que no está permitido. Hay algunos capítulos que destilan humor o más bien ironía y te llevan a través de la historia haciendote participe. Así como el anterior no lo recomendaba este me ha gustado mucho y si teneis oportunidad os lo recomiendo.
Il paese dove non si muore mai, así se llamaba el libro que leí yo, el mismo pero en italiano. LO encontré buscando títulos en una pequeña librería italiana de Londres, para practicar mi italiano con la lectura.
ResponderEliminarYo también lo recomiendo, a pesar de ese trasfondo duro y nada fácil, ha sido una lectura que me ha gustado desde el principio al final.
Un abrazo!!
Ya te lo has leído? O_O
ResponderEliminarPues como pinta bien, se intentará leer XDDD
entonces tú eres de las que suben la media de lectura... qué bien!
ResponderEliminarbesines a puñaos
Interesante planteamiento por lo que se ve.
ResponderEliminarMás realista que ficción.
Sin embargo, si me lo permite, por lo sugestivo del título deseo aprovechar en exponer mi penoso caso:
El escritor portugués y premio Nobel de Literatura José Saramago viola los derechos de autor tras de que la novela Las intermitencias de la muerte es una derivación sin el debido consentimiento de mi cuento ¡Últimas noticias! dentro del compendio La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura registrado en 1986 ante el hoy INDAUTOR.
El cuento fue entregado en 1997 a Laura Lara de Editorial Santillana (representante de Alfaguara en México) cuando Sealtiel Alatriste era su director y quien a la postre cuando fue cónsul de México en Barcelona estuvo físicamente muy cerca del portugués radicado en España e íntimamente ligado a él en sucesivas presentaciones literarias. De lo anterior es de suponer que Alatriste (hoy Coordinador de Difusión Cultural de la UNAM) acercó mi cuento al Premio Nobel, o materialmente le desarrolló la trama como ayudante (fantasma o negro).
Algunas de las varias ideas y hasta palabras de mi cuento recogidas por el afamado escritor son: “no murió nadie ayer”; “en unos de día, en otros de noche”; “nuestros reporteros relizan...una acuciosa investigación en todos los velatorios y hospitales”; “atribuyen la existencia del fenómeno a una variación de la órbita de la Tierra”; “El júbilo era casi general”; “otros intentaron ejercer diferentes actividades, lo mismo que los empleados, gerentes y dueños de velatorios y panteones”; “...sin faltar aquellos encabezados ingeniosos...sumamente llamativos”; “la vuelta a la normalidad y, más que eso, a la naturalidad”; “un trabajador, tras caer desde un piso doce, no se levantó de la acera”.
José Saramago podrá escudarse en argucias como el cliché, la inter e hipertextualidad, aducir mera inspiración, coincidencia o influencia y sostener que las ideas son universales y esas no se protegen, no obstante el hecho es que la creación es un acto único e individual y basarse en la de otro finalmente constituye un hurto. La novela de Saramago es una obra derivada pero que no puede ser explotada sin la autorización del titular del derecho de la obra primigenia, de acuerdo con el Artículo 78 de la Ley Federal del Derecho de Autor.
No por sorpresivo el hecho deja de tener veracidad. Mi intención no es el escándalo, el protagonismo, la fama o el dinero. Simplemente elemental justicia.
Ver http://saramagoplagiario.blogspot.com y http://nocuadernosaramago.wordpress.com