Una de Reyes...

Hoy es una noche especial, para niños y también para muchos adultos que no han perdido la capacidad de ilusionarse y las ganas de estrujar las neuronas buscando aquel regalo especial para todos los que quieren.

Cuando yo era pequeña hoy era una noche de nervios, de dormir poco pero sobretodo era una noche de cabalgata. Ahora los Reyes pasean con sus carrozas por muchos de los barrios, y son múltiples sus representantes pero antes sólo había una y era la Gran Cabalgata de Barcelona. 

Los Reyes llegaban a la ciudad por mar, en la Golondrina (aún hoy llegan de esta forma), los recibía el alcalde y les entregaba las llaves con las que podrían abrir las puertas de todos los ciudadanos, después salían al balcón del Consulat de Mar para ofrecer unas palabras. De allí empezaba un gran recorrido por las principales calles para finalizar en Montjuïch unas horas más tarde. Siempre había mucha gente y mis padres y tíos, temerosos que nos pudiéramos perder entre el gentío decidían ir casi hasta el final del recorrido para estar más holgados y a la vez tenernos algo más controlados. Se me olvida decir que íbamos mi hermana, mis primos y yo. ¿Qué pasaba? pues que se tenía que ir pronto para poder coger sitio en primera fila y como para los niños el tiempo es muy relativo el "de aquí un rato llegan" tenía que ser al instante siguiente y nos pasábamos horas estirando el cuello a ver si se veían las carrozas, los pajes o cualquier otra cosa que se pareciera a aquello que estábamos esperando...

El cansancio, el sueño, el hambre no tanto porque íbamos preparados con la merienda-cena, se evaporaban al ver las primeras luces, al ver pasar el carro con el carbón y oír a nuestros padres que eso eran nuestros regalos, negando con nuestra cabecita sabiendo que, a nuestra manera, habíamos sido muy buenos ese año y por fin... Los Reyes, aplausos, sonrisas, mirar a papá y mamá y decirles "mirarlos, han venido", recoger algunos caramelos e incluso darles personalmente la carta con nuestras peticiones ya que algún año el paje no nos había ofrecido muy buenas vibraciones.

Cuando se alejaban y ya no había nada por ver, rápido hacía casa para dormir y dejar que hicieran su trabajo para la levantarnos al día siguiente descubrir cuánto buenas habíamos sido. Así lo vivíamos mi hermana y yo, años después descubrimos cómo vivían esa noche mis padres... al llegar de la cabalgata tocaba ir a buscar los regalos almacenados en el taller del abuelo para evitar cualquier descubrimiento fortuito al abrir un armario, colocarlos en el sofá y en algún caso montarlo para no tener la decepción al abrir la caja (una nave espacial de Playmobil, la única que he tenido en mi vida, quién me lo iba a decir años después)... y luego por fin, dormir unas pocas horas hasta que sus hijas, o sea nosotras, saltábamos como un resorte para ver si habían pasado los Reyes Magos...

Aún hoy, sabiendo que los Reyes pasarán de largo esta noche (vinieron en Nochebuena), me pongo nerviosa por si en una equivocación deciden desviarse de su camino y repartir un poquito de su magia.

Feliz Noche de Reyes, a dormir pronto y no olvidéis dejar los zapatos al lado del balcón...

Foto: Moon-light90

Texto: Dsdmona