Nos encontramos en un futuro apocalíptico, poco tiempo después de que Inglaterra haya sufrido un ataque con unas armas químicas llamadas butterflies, una especie de droga con forma de mariposa que tiene unos efectos devastadores en la capacidad de recordar de todo aquel que la toma.
Las butterflies, además de perjudicar la memoria, provocan tremendas alucinaciones hechas con recortes de los recuerdos del pasado, unos recortes que se ordenan dentro de la cabeza de la víctima de manera incongruente.
Dentro de esta realidad enrarecida, donde las fronteras entre lo que es real y lo que es alucinación no están demasiado claras, nos encontramos con una serie de personajes que intentan sobrevivir en este mundo nuevo lleno de violencia gratuita y absolutamente falto de normas de comportamiento mínimamente comprensible.
La compañía ParkingShakespeare la descubrí hace tres años, en verano en el parque de la Estación del Norte nos amenizan esas tardes calurosas con una representación de alguna de las obras del dramaturgo inglés en una versión un poco camprestre y fuera de la más rígida representación dentro de un teatro convencional. Asi que cuando supe que harían campaña de invierno en una de las nuevas sedes teatrales no dudé en que los vería.
Han cambiado de registro, se han alejado de Shakespeare y del humor que les había caracterizado hasta ahora para adentrarse en un gran drama con una buena dosis de locura colectiva.
Del nuevo espacio escogido para sus actuaciones destaca el tamaño de gran nave industrial, con una escenografía que sólo contiene papeles de periódico rotos, algunas bobinas de hilo grandes y algunos muebles que han conocido días mejores.
El inicio es oscuro y nos sitúa en una ciudad fantasmal, con multitud de edificios abandonados que sirven para hacer infinidad de tropelías como será el caso de nuestro protagonistas. Dos hermanos son los encargados de preparar la nave para una fiesta y un anfitrión muy especial... mientras vamos descubriendo la historia de estos hermanos, de como han llegado hasta allí y que ocurre tanto en sus vidas como a su alrededor.
Después de casi dos horas de intenso dialogo, de giros inesperados en el objetivo de la fiesta y de dejarte el corazón helado se abren las luces y toda la realidad vuelve, aunque durante días me he preguntado si alguna vez esa ficción que nos han enseñado no forma parte ya de algunas realidades que pueden vivir no muy lejos de nosotros.
Han llenado la mayoría de funciones y ya no quedan entradas para ninguna de ellas. Una compañía que ha dado un giro a su carrera que espero no abandonen (aunque nos regalen de vez en cuando alguna que otra sonrisa).
Muy interesante pero hay algo en la historia en sí que no me termina de convencer. El teatro me encanta y especialmente las compañías pequeñas que con pocos recursos hacen grandes representaciones.
ResponderEliminarNo conocía a este grupo pero estaré atenta a sus próximas representaciones.
ResponderEliminarBesos!