Contratada para resolver un caso a primera vista sencillo, la detective Bruna Husky se enfrenta a una trama de corrupción internacional que amenaza con desestabilizar el frágil equilibrio entre una Tierra convulsa y la dictadura religiosa de Reino de Labari.
En un futuro en el que la guerra está supuestamente erradicada, Bruna lucha contrarreloj por la libertad y en defensa de la vida, mientras asimila los sentimientos contradictorios que le produce hacerse cargo de una niña pequeña.
Me reencuentro con la detective Bruna Husky después de su aparición en "Lágrimas en la lluvia" y con muchas ganas de volver a ese mundo futurista donde todo es diferente pero a la vez se parece tanto al mundo en el que vivimos.
Las cosas no han ido bien a nuestra protagonista, suspendida su licencia de detective hasta reconducir sus problemas de agresividad y conducta mediante un psicólogo se ve inmersa en una aventura no buscada y que la embarcará en quizás el viaje más importante de su vida.
Esta segunda entrega tiene mayores escenarios de ciencia ficción, un panorama más desolador y con tintes adventistas de lo que puede pasar si no cuidamos lo que tenemos entre manos. Quizás me ha resultado menos creíble este mundo que el que nos presentó en la anterior entrega donde llegué a olvidarme de que no estábamos viviendo en mundo actual.
Me gusta el dibujo de la protagonista, sus miedos, sus fortalezas, su nobleza y su manera de pensar y un poco menos los dibujos de los secundarios demasiado planos, superficiales y algo previsibles que hace que la novela se diluya un poco a medida que la acción avanza.
Me gusta la serie aunque esperaba algo más de la segunda entrega. Ahora toca esperar si vamos a tener más aventuras de esta peculiar detective con fecha de caducidad o si vamos a quedarnos con el suspense.
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