Novela difícilmente clasificable en la que como escribió en su día Jorge Luis Borges , traductor de la obra «colaboran la magia, la amargura y la felicidad», Orlando (1928) narra los avatares a lo largo de cerca de trescientos años del que empieza siendo un caballero de la corte isabelina inglesa.
Producto en parte de la ambigua pasión de Virginia Woolf (1882-1941) por Vita Sackville-West y antecedente singular del realismo fantástico, la historia de su protagonista, ambientada siempre en sugerentes escenarios e impregnada por la particular obsesión de su autora por el transcurso del tiempo, se desliza como un deslumbrante cuento de hadas ante los fascinados ojos del lector.
Calificada por muchos como una de las mejores obras de la literatura de todos los tiempos, siempre asusta ponerse delante y empezar a leer. Gracias al club de lectura LGTB de la biblioteca Francesca Bonnemaison de Barcelona me he atrevido a leerla, terminarla e intentar entenderla.
Cuando me enfrento a obras de este calado, con esta historia y con estos autores tan reverenciados me entra el miedo escénico. Me cuesta ponerme con ellas y sólo gracias a un buen empuje cojo el toro por los cuernos y me lanzo. El resultado muchas veces es desigual, siempre tiendo a quedarme con la sensación de que no le saco todo el provecho que puede tener la obra y que me quedo con el sentido más superficial de lo que la autora (en este caso) o el autor quiso decirnos; que hay mucho más que descubrir e indagar y que con mi lectura sólo consigo rascar pobremente la corteza exterior ¿me conformo? la mayoría de las veces no pero tampoco se como ir más allá, mi mente no sabe como hacerlo. El este caso no ha sido distinto.
Empezamos conociendo a Orlando, un caballero de la corte isabelina inglesa, y sus aventuras amorosas con una aristocrática rusa. Su enamoramiento instantáneo y su desolación cuando ese amor se esfuma con la desaparición de la mujer.
A partir de aquí todo muta, la novela empieza una espiral de realismo mágico donde todo parece una cosa y es otra. Orlando viaja a distintos países como embajador de su país intentando desembarazarse de los sentimientos confusos frente a su amor desaparecido. Allí conoce mujeres e incluso llega a casarse con una pero ya nada será igual en la mente y ene l cuerpo de Orlando que ahora más que nunca sabe lo que pueden sentir las mujeres al ser rechazadas o vilipendiadas.
Siempre es positivo haberme atrevido con una novela de este calado pero me queda la sensación agridulce de no haberlo comprendido en todo su esplendor. No por ello dejaré de intentar que me asusten menos los clásicos y seguiré intentando sacarles todo la savia que contienen.
Producto en parte de la ambigua pasión de Virginia Woolf (1882-1941) por Vita Sackville-West y antecedente singular del realismo fantástico, la historia de su protagonista, ambientada siempre en sugerentes escenarios e impregnada por la particular obsesión de su autora por el transcurso del tiempo, se desliza como un deslumbrante cuento de hadas ante los fascinados ojos del lector.
Calificada por muchos como una de las mejores obras de la literatura de todos los tiempos, siempre asusta ponerse delante y empezar a leer. Gracias al club de lectura LGTB de la biblioteca Francesca Bonnemaison de Barcelona me he atrevido a leerla, terminarla e intentar entenderla.
Cuando me enfrento a obras de este calado, con esta historia y con estos autores tan reverenciados me entra el miedo escénico. Me cuesta ponerme con ellas y sólo gracias a un buen empuje cojo el toro por los cuernos y me lanzo. El resultado muchas veces es desigual, siempre tiendo a quedarme con la sensación de que no le saco todo el provecho que puede tener la obra y que me quedo con el sentido más superficial de lo que la autora (en este caso) o el autor quiso decirnos; que hay mucho más que descubrir e indagar y que con mi lectura sólo consigo rascar pobremente la corteza exterior ¿me conformo? la mayoría de las veces no pero tampoco se como ir más allá, mi mente no sabe como hacerlo. El este caso no ha sido distinto.
Empezamos conociendo a Orlando, un caballero de la corte isabelina inglesa, y sus aventuras amorosas con una aristocrática rusa. Su enamoramiento instantáneo y su desolación cuando ese amor se esfuma con la desaparición de la mujer.
A partir de aquí todo muta, la novela empieza una espiral de realismo mágico donde todo parece una cosa y es otra. Orlando viaja a distintos países como embajador de su país intentando desembarazarse de los sentimientos confusos frente a su amor desaparecido. Allí conoce mujeres e incluso llega a casarse con una pero ya nada será igual en la mente y ene l cuerpo de Orlando que ahora más que nunca sabe lo que pueden sentir las mujeres al ser rechazadas o vilipendiadas.
Siempre es positivo haberme atrevido con una novela de este calado pero me queda la sensación agridulce de no haberlo comprendido en todo su esplendor. No por ello dejaré de intentar que me asusten menos los clásicos y seguiré intentando sacarles todo la savia que contienen.
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