Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron elegantes veladas y cuyos salones y cuyos salones al estilo francés se llenaban de música de Chopin, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño ya no existe, todo anuncia el final de la época. Dos hombres mayores, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan para cenar tras cuarenta años sin verse. Uno ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, en otro, en cambio, ha permanecido en su propiedad. Pero ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer.
La novela está estructurada como un diálogo entre estos dos amigos aunque pronto nos damos cuenta que es más bien un monologo con un espectador que sólo puede ir asientiendo a lo que se le está contando. Empieza en el presente y cuando el invitado llega a la cena el pasado lo invade todo sólo dejando pequeñas muestras del actual estado de las cosas. Dos amigos que fueron hermanos en un tiempo llevan cuarenta años separados por un hecho que marcó sus vidas. Es la hora de la venganza de uno de ellos, ha estado preparándose durante cuarenta años para este momento y nada va a impedirle cumplir el objetivo que lo ha mantenido con vida hasta ahora.
Nada es lo que parece y los recuerdos vuelven nitidos al cabo de los años.
Maravillosa novela con algunos parrafos dignos de este maravilloso escritor, máldito en su tiempo.
