El Departamento de Policía de Massachussets se ve envuelto en una guerra campal para derrotar a la mayor banda de crimen organizado de la ciudad. La estrategia es terminar con el reinado del poderoso jefe de la mafia Frank Costello (Jack Nicholson) desde dentro. A un joven novato, Billy Costigan (Leonardo DiCaprio), criado en el sur de Boston, se le encarga infiltrarse en la mafia dirigida por Costello. Mientras Billy intenta ganarse la confianza de Costello, otro joven policía que también ha surgido de las calles del sur, Colin Sullivan (Matt Damon), sube rápidamente de categoría dentro de la policía del Estado. Colin, que se ha ganado un buen puesto en la unidad de Investigaciones Especiales, forma parte de un grupo de oficiales de élite cuya misión es acabar con Costello. Pero lo que sus superiores no saben es que Colin trabaja para Costello, y le mantiene un paso por delante de la policía. Cada uno acaba totalmente consumido por su doble vida. Pero cuando los gánsteres y la policía se dan cuenta de que hay un topo entre ellos, Billy y Colin se encuentran en peligro constante de que les cojan y queden expuestos al enemigo, y cada uno debe darse prisa en desvelar la identidad del otro para salvarse a sí mismo.
Impresionante thriller en el que los engaños y las triquiñuelas para ver quien engatusa a quien... una carrera contrareloj para descubrirse entre ellos y demostrar que nadie es quien es y que todo el mundo oculta algo. Un impresionante Jack Nicholson, un poco más alejado de su habitual histrionismo, recuerda a los grandes capos de los años cuarenta. Más en su tono habitual nos encontramos con un Matt Damon en el papel de poli sabelotodo encargado de ser el malo del grupo buscando un topo que está más cerca de lo que se imaginan. Y por último, una de las mejores actuaciones que le he visto a Leo DiCaprio que, a pesar de no ser santo de mi devoción, he de reconocer que va mejorando con los años.
Una buena recomendación para disfrutar de una tarde relajada
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