Estos últimos días vengo fijándome en como la gente trata los libros que lleva consigo.
Hay algunos que los tratan con esmero, casi con devoción podríamos llamarlo, abren cuidadosamente las páginas, alisan la hoja, cuando terminan ponen un punto hecho expresamente para esa acción y lo guardan con mimo para mantener su integridad.
Otros por el contrario, continúan siendo cuidadosos, pero ya no tienen ese mimo, simplemente ponen de punto lo que tiene a mano (targeta del bus, un papel, una factura...) y lo guardan al terminar sin ningún miramiento.
Luego están los que, para mi, asesinan al libro, les doblan las tapas (cuando son de bolsillo), como punto utilizan la misma página doblada por una de sus esquinas y subrayan en sus líneas pensamientos, frases o resumenes para hacer luego trabajos o simplemente releerlos.
Yo también resalto frases o párrafos que me han gustado pero lo hago en una libreta, también marco la página por la que leo pero con un instrumento hecho a propósito (desde hace unos días utilizo unos que me envió Metis), y sobretodo los mimo y los cuido. Me da mucha rabia coger un libro de la biblioteca y encontrarme con sus páginas subrayadas o dobladas y todo porque alguien no tuvo en consideración a los que después lo iban a leer.
Foto: Dsdmona (puntos de libro obra de Metis)
A mi tampoco me gusta que doblen la pagina de un libro o encontrarme con alguna frase escrita o subrayada, me molesta en los ojos. Para señalar en que pagina me quede uso una tarjeta que me dio mi hermana.
ResponderEliminarUn beso.
Uf, pues yo últimamente subrayo bastante. No doblo páginas ni la portada cuando es de bolsillo pero si que llevo un lápiz con el que subrayar cosas y luego las traspaso a una libreta.
ResponderEliminarbesos.
aún recuerdo como cuando en los días en los que la lluvia nos sorprendía más de un compañero usaba de paraguas ocasional algún libro, eso si que dolía, aunque fuesen libros de texto; yo lo de subrayar ni en los apuntes...
ResponderEliminarbso
Me encanta que hagas ese comentario. Yo también me fijo y a veces me pongo mala de ver cómo tratan los libros algunas personas. Pero en algunas ocasiones hay que adaptarse a las circunstancias, como me ha pasado a mí desde hace un mes. Si algunos me vieran leer sujetando el libro con la mano izquierda y apoyándolo en el borde de dos hermosas pozas de acero inox., llenas de agua caliente y fría, no necesitarían gomina en un mes. Todos los días cuando intento pasar las hojas con una sola mano me río conmigo misma pensando lo que sucedería si el interesante libro que estoy leyendo de repente se convirtiera en anfibio. Hasta ahora no ha pasado pero si se convierte, te lo diré.
ResponderEliminarHace años que comencé a subrayar mis libros. Ojo, sólo los míos. A todos cuido por igual pero a los míos, los subrayo. Alguno, incluso tiene párrafos en distinto color por haber sido subrayados en años distintos. Un libro te puede decir hoy una cosa y cambiar con lecturas posteriores su mensaje, el que a ti te llega. Nunca doblo sus páginas, trato a todos con respeto, pero los míos -no todos- están amorosamente decorados con rayas color grafito, en su mayoría.
ResponderEliminarEn cuanto a marcarlos..., tengo puntos de lectura que he comprado o me han regalado. También pido a los amigos cuando viajan que me compren una postal y escriban algo detrás, alguna sensación que reciban mientras están fuera -me da igual si es el menú del día del restaurante en el que están comiendo-. He hecho puntos a acuarela, pero siempre han sido para regalar y no he llegado a quedarme ninguno. A veces me pregunto dónde andarán...