Ningún artista ha logrado definir un período de la historia británica de un modo tan efectivo y perdurable como William Hogarth (1697-1764). En la actualidad,la expresión "edad de Hogarth" se utiliza a menudo para describir la primera mitad del siglo XVIII. Este artista ha sido objeto de gran admiración a lo largo de los siglos, también a escala internacional, y ha influido en pintores tan famosos como Goya, Whistler, Paula Rego y David Hockney; la célebre serie pictorica La evolución del vividor inspiró una ópera de Stravinsky y un ballet de Ninette de Valois.
Esta exposición pretende demostrar la destacable modernidad de Hogarth. Su obra está profundamente arraigada en las inquietudes y preocupaciones artísticas, culturales y sociales de la primera mitad de siglo XVIII. La modernidad de Hogarth también se expresa a través de audaces formas de experimentación pictórica.
La idea de variedad es crucial para el concepto dee sta exposición, que, desde la primera hasta la última obra, celebra la diversidad, la inventiva y la fertilidad de la imaginación artística de Hogarth. La muestra sugiere de qué forma esta variedad resultó no sólo la expresión de una mente excepcionalmente creativa, sino que también fue fruto de una cultural visual que ofrecía una destacable diversidad en cuanto a procedencias, estilos, géneros y mercados.
Una de las producciones más importantes de Hogarth al arte moderno fue su producción como pintor satírico, en la evolución de la ramera y la evolución del vividor, Hogarth se centra en dos estereotipos infames de la vida urbana moderna y utiliza su vida y su muerte imaginarias como argumentos de una serie pictórica extensa y ambiciosa.
Con matromonio a la moda combina una ácida reflexión sobre el matrimonio, la clase social, el sexo y el afrancesamiento con una manipulación exhuberante y exhaustiva de diversas formas y tradiciones pictóricas.
Hogarth adquirió importancia en este ámbito por medio de las escenas de tertulia que empezó a pintar a finales de 1728 con la interacción amena y a veces meditativa de hombres, mujeres y niños refinados, retratados en un abanico de interiores y paisajes elegantes, y están vinculados por la fidelidad que todas profesan a la idea de cortesía.
Al final de su carrera Hogarth se sentía excepcionalmente orgulloso de que las personas que desean conocer otros países a menudo solicitan "mis obras" para informarse y divertirse.
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