Conocido es que una servidora se marea en barco, en avión, en coche, en tren, en autobús, si está a determinada altura... o sea, que me mareo casi hasta cuando ando pero eso me impide hacer cosas (con más o menos miedo, o con más o menos tranquilidad de estómago).
Nos fuimos a Port Aventura (para quien no sepa lo que es diré que es un parque de atracciones temático decorado con diferentes escenarios del mundo que alberga alguna de las atracciones más codiciadas de Europa) S., mi hermana y yo. Salimos temprano, había que aprovechar el día ya que anochece pronto y el frío en estas atracciones iba a ser importante. Nos costó más de lo previsto,unas obras en la carretera hicieron que nos lo tomaramos con calma. Al llegar no nos olvidamos de apuntar donde dejábamos el coche (no será la primera vez que alguien ha de esperar a que se vacie el parque para encontrar el coche), entramos sin cola pues ya llevábamos la entrada. La primera atracción fue Furius Baco... menos mal que he mirado las especificaciones técnicas después de montarme porque lo llego a saber antes y no creo ni que me lo hubiera planteado, el artilugio te lleva de o a 135 km/h en tan sólo tres segundos, y durante 14 segundos más, te llevan de derecha a izquierda, incluso te ponen boca abajo para luego parar y poder recuperar el resuello además de limpiarte las lágrimas que, por efecto del aire, se han instalado en los ojos... eso si la descarga de adrenalina es tal que vas flotando durante un buen rato. Después vinieron atracciones algo más suaves como El tren de la mina, con tunel del terror incluido), los Rápidos (única atracción de agua abierta dada la temperatura exterior), los autos de choque (que divertidos que son, sobretodo si vas en grupo), los voladores hicieron que pasáramos S. y yo el tiempo más rápido mientras mi hermana se montaba en el Dragón Khan, donde si que te dan vueltas y vueltas hasta no saber si vas derecha o cabeza abajo... aunque he de puntualizar que sólo S. se montó en los voladores mientras yo me lo miraba desde abajo, digamos que la altura no es apta para mi cuerpo.
La atracción estrella del parque, hasta nueva adquisición, es el Huracán Cóndor, una caida libre de 150m que quita el resuello sólo de verlo, mi hermana se quedó con las ganas ya que por motivos técnicos se paró duramte un buen rato justo cuando ya le tocaba, la próxima vez.
Dejamos para después de comer la Stampida, otra montaña rusa con una primera bajada de vértigo que me hizo estar más intranquila mientras esperábamos para subir que durante el trayecto, la táctica es gritar hasta quedarte sin voz, sacando así todo el miedo o la tensión acumulada. Acabamos montando en la Serpiente Emplumada que, básicamente, hace que tu cuerpo gire aunque no hay sensación de mareo.
A las seis decidimos que el fresco empezaba a ser demasiado intenso, nuestras fuerzas ya iban en declive y emprendimos la vuelta.
En cada atracción te hacen una foto que puedes ver y comprar al terminar el recorrido, en la mayoría S. sale con los ojos cerrados, yo gritando y mi hermana riendo. ¿Queda alguna duda de quien disfrutó más este día lleno de adrenalina?
Fotos: Dsdmona, Port Aventura (Tarragona)