
Tenía las manos atadas a la espalda, fuerte, demasiado para su gusto y su salud, los dedos de una mano se encajaban perfectamente en la otra al moverlas; sus tobillos también estaban atados y apenas los sentía.
Consiguió moverse ligeramente por el habitáculo intentando ubicarse en el espacio de que disponía. Su cabeza martilleaba sus sentidos con furia. Su respiración empezó a acelerarse, abría la boca para captar más aire sin pensar que, quizás, así dispondría de menos oxígeno o que este terminaría antes.Se obligó a serenarse pensando en el cielo azul, ese que tanto le gustaba observar tumbado en la hierba.
Foto: Txanoduna
Texto: Dsdmona
Hummm... esto se está poniendo muy muy interesante...
ResponderEliminarBesos y pasa un estupendo finde!!!!
niña, que esto va a parecer hostel!!!!
ResponderEliminar¡Socorroooo! ¡Claustrofobiaaaa!
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