No...


No me gustaba hablar de mí, airear mis sentimientos y miserias. Quedé por eso desconcertada, sin entender porqué, de pronto, sin ninguna justificación, había soltado aquel cruel latigazo contra mí misma. Precisamente, además, cuando en los últimos tiempos había comenzado a notar una leve sensación de optimismo, de recuperación de mi ánimo. Tal vez por ese motivo había bajado la guardia. O puede que todo radicara en que llevaba demasiado tiempo tragándome sola tantas cosas que no había podido contenerme más. (Pág. 284)

Texto: Misión olvido,  María Dueñas, Ed.  Temas de Hoy

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