Sé de un lugar


Al final, Béré y Simó lo han dejado. 
Quizás angustiado por la ruptura, parece que él no sale de casa ni para ir a comprar, ya que contrata a Shahrukh, un vecino hindú, para que lo haga por él. 
En cambio, ella aprovecha su recuperada independencia para salir al mundo, viajar y experimentar con amantes de ambos sexos. Aún así, encuentra tiempo para visitar a Simó de vez en cuando, preocupada por su aislamiento progresivo. Pasan los meses y Simó no parece decidirse a salir al exterior.
Aunque se encuentran en dos lugares vitales totalmente antagónicos, los dos personajes intentan mantener una relación más allá de su fracasada historia de amor, una pretensión quizás contra-natura. O quizás no.


Estamos acostumbrados a ver teatro en las salas pensadas para ello o en alguna feria de calle pero es la primera vez que veo teatro en el hall de un teatro como si fuera la platea.

Nada en "Sé de un lugar" es como habríamos pensado que sería una obra de teatro, los asientos no son numerados, el escenario es aquel espacio que quedan entre las sillas, hay mesitas donde poder poner las bebidas, nadie te impide beber o comer, como si en verdad estuvieras en el salón de tu casa y los actores fueran amigos tuyos hablando sobre fútbol, viajes o la última revista de moda.

Pero no hablan de nada de esto, hablan, discuten, gritan sobre algo más etéreo, más importante, hablan sobre el amor, sobre sus vidas desde que el amor les dejó, desde que ese sentimiento duele hasta dejar a uno en casa y a la otra viviendo todas las aventuras que siempre quiso y nunca se atrevió a realizar.

Hablan de quererse sin admitir que se quieren aún, que todo aquello que hacen, dicen o muestran es tan sólo su representación del dolor que tienen ante al ausencia del otro porque no pueden vivir el uno sin el otro, se necesitan, se complementan...

Hay momento que dice Simó una frase (en la que yo no estoy demasiado de acuerdo en las palabras pero si en el concepto): Sé que puedo estar en desacuerdo con una mujer en todo: En política, moral, moda, en la comida... Pero nada de eso tiene importancia. En todo caso, no la importancia que la música sí que tiene. No creo que pueda sentir una atracción profunda por una mujer a la que no le gusta la música que me gusta a mi”. El amor son dos pasiones que se unen, pero para unirse han de tener algún punto donde hacerlo, por pequeño que sea y eso es lo que les une, una sola canción que hace que todo el resto no importe nada.

Muy recomendable, una obra distinta, en un lugar distinto. Y no siempre lugares pequeños acogen obras pequeñas.

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3 comentarios :

  1. Me gusta mucho este tipo de teatro, que se sale un poco de la norma. Algunas veces he acudido a obras parecidas, en el hall del teatro o en un café y la experiencia siempre ha sido muy buena. Tener a los actores tan cerca, verlos pasar al lado tuyo... Es como si nosotros fuéramos parte de ese escenario.
    Me apunto este título, a ver si llega esta obra por aquí.
    Besotes!!!

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  2. Fantástica la reflexión de tu último párrafo. Yo también soy dada a las citas y a recordar frases; supongo que deformación profesional de filóloga

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  3. Tengo muchas ganas de verla, creo que iré la próxima semana... por cierto resérvate el 7 de noviembre, que presento una cosa en el Teatre del Raval y espero que vayas y luego hagas una sincera crítica ;)

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