"Una cuestión personal" cuenta la terrible odisea de Bird, un joven profesor de inglés abrumado por una cenagosa existencia cotidiana en el Japón contemporáneo.
Su anhelo secreto es redimirse a través de un mítico viaje por África, donde, según cree, su vida renacerá plena de sentido pero tales proyectos sufren un vuelco de ciento ochenta grados: su esposa da a luz un monstruoso bebé, condenado a una muerte inminente o, en el mejor de los casos, a una vida de vegetal.
Este hecho convulsiona el lánguido e indolente existir de Bird y, durante tres días y tres noches, se arrastra por un implacable recorrido hacia lo más profundo de su abismo interior. Descenso a los infiernos en el que le acompañará Himiko, una vieja compañera de estudios.
Bird buscará refugio en el alcohol, en los brazos de Himiko y, principalmente, en su propia vergüenza y humillación: ¿debe aceptar la fatalidad, cargar para siempre con un hijo anormal y renunciar a sus planes de una vida mejor o, por el contrario, debe desembarazarse del bebé provocando un desenlace fatal?
Creo que es el primer libro de un autor oriental que me gusta.
Bird quiere viajar a África para vivir su vida tal como la siente, está casado y a punto de tener un hijo pero él sólo piensa en irse de viaje, ha ahorrado para ello y no ve el momento para irse y abandonar todo lo que tiene ahora en su vida.
La noche del nacimiento de su hijo él está de bar en bar, llama a su suegra un par de veces para preguntar por el parto y sigue a lo suyo hasta que va al hospital a conocer a su hijo, allí el médico, con una frialdad increíble, le dice que su hijo no ha nacido bien, que es un caso muy extraño y que deben enviarlo a otro hospital para ver si puede ser tratado. Le entregan una canastilla con un bebé con la cabeza vendada, deforme y amoratado y él sólo desea que se muera cuanto antes...
A partir de ese momento empieza su particular viaje a los infiernos, se emborracha, llega a casa de su amiga Himiko y durante cuatro días intenta olvidarse del mundo, de su hijo y de todo lo que está ocurriendo.
Bird es un personaje totalmente inmaduro, egocéntrico y egoísta que tiene que madurar, aceptar y procesar el nacimiento de su hijo todo de un golpe, sin preparación previa... Y es ahí donde Oé nos regala una novela fantástica, dramática y con algunas imágenes literarias dignas de recordar.
No es un libro fácil ni agradable de leer en muchas partes, tiene un lenguaje duro y directo que tiende a herir sensibilidades pero que a la vez hace que te preguntes, que te pongas en el lugar del protagonista o de los otros personajes.
También supone un choque cultural y temporal si vemos en que tiempo fue escrito pero muchas de sus preguntas y dudas pueden seguir vigentes en nuestros tiempos.
Su anhelo secreto es redimirse a través de un mítico viaje por África, donde, según cree, su vida renacerá plena de sentido pero tales proyectos sufren un vuelco de ciento ochenta grados: su esposa da a luz un monstruoso bebé, condenado a una muerte inminente o, en el mejor de los casos, a una vida de vegetal.
Este hecho convulsiona el lánguido e indolente existir de Bird y, durante tres días y tres noches, se arrastra por un implacable recorrido hacia lo más profundo de su abismo interior. Descenso a los infiernos en el que le acompañará Himiko, una vieja compañera de estudios.
Bird buscará refugio en el alcohol, en los brazos de Himiko y, principalmente, en su propia vergüenza y humillación: ¿debe aceptar la fatalidad, cargar para siempre con un hijo anormal y renunciar a sus planes de una vida mejor o, por el contrario, debe desembarazarse del bebé provocando un desenlace fatal?
Creo que es el primer libro de un autor oriental que me gusta.
Bird quiere viajar a África para vivir su vida tal como la siente, está casado y a punto de tener un hijo pero él sólo piensa en irse de viaje, ha ahorrado para ello y no ve el momento para irse y abandonar todo lo que tiene ahora en su vida.
La noche del nacimiento de su hijo él está de bar en bar, llama a su suegra un par de veces para preguntar por el parto y sigue a lo suyo hasta que va al hospital a conocer a su hijo, allí el médico, con una frialdad increíble, le dice que su hijo no ha nacido bien, que es un caso muy extraño y que deben enviarlo a otro hospital para ver si puede ser tratado. Le entregan una canastilla con un bebé con la cabeza vendada, deforme y amoratado y él sólo desea que se muera cuanto antes...
A partir de ese momento empieza su particular viaje a los infiernos, se emborracha, llega a casa de su amiga Himiko y durante cuatro días intenta olvidarse del mundo, de su hijo y de todo lo que está ocurriendo.
Bird es un personaje totalmente inmaduro, egocéntrico y egoísta que tiene que madurar, aceptar y procesar el nacimiento de su hijo todo de un golpe, sin preparación previa... Y es ahí donde Oé nos regala una novela fantástica, dramática y con algunas imágenes literarias dignas de recordar.
No es un libro fácil ni agradable de leer en muchas partes, tiene un lenguaje duro y directo que tiende a herir sensibilidades pero que a la vez hace que te preguntes, que te pongas en el lugar del protagonista o de los otros personajes.
También supone un choque cultural y temporal si vemos en que tiempo fue escrito pero muchas de sus preguntas y dudas pueden seguir vigentes en nuestros tiempos.
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