La buena novela

La fundación de una librería parisina «única», llamada «La Buena Novela», desata pasiones, celos y hasta intentos de asesinato. Ivan «Van» Georg, antiguo vendedor de cómics, y la estilosa y seductora Francesca Aldo-Valbelli se juntan para llevar a cabo el sueño de sus vidas: montar una librería que solo venda obras maestras, seleccionadas por un comité secreto de ocho respetables escritores que se esconden bajo seudónimo. 

Cuando la librería abre, inmediatamente empieza a cosechar un éxito arrollador. ¿Quiénes son esos elitistas y cómo osan decirles a los lectores lo que han de leer? La blogosfera hierve, Internet crepita. Decenas de competidores nacen de la noche a la mañana, clamando por los ideales pseudoigualitarios. 

Ivan y Francesca, estoicamente, intentan aguantar el chaparrón hasta que, de repente, tres de los miembros de su comité secreto son víctimas de accidentes que a punto están de costarles la vida.

Un buen libro... ¿Quién sueña con qué ningún libro le decepcione?¿con qué todas las lecturas de tu vida sean certeras al cien por cien con tus gustos?¿es posible?¿quién debe decidir que libros deben estar o no en una librería que, en teoría, sólo admite vender buenas obras ¿para quién?

Esta es la base de esta novela que pone sobre la mesa la decisión de los libreros y de los compradores a la hora de decantarse por vender/comprar un determinado tipo de novelas.

En este caso un grupo de expertos, grandes lectores y escritores de prestigio, proponen cada uno una lista con ciento cincuenta libros que deberían, sin excepción, vender en esta revolucionaría librería. Con esos títulos y sumados a los trescientos de los propietarios conformarán un fondo de "buenas novelas" donde las novedades y productos mediocres no tendrán cabida.

Enseguida consiguen un éxito abrumador y tienen clientes fieles que sólo compran aquellas obras que degustarán sin decepcionar y no se "contaminarán" con las novedades, normalmente mal escritas o sin mucho interés, que cada día salpican los escaparates de las otras librerías.

No se muestran en contra del negocio librero ni del movimiento que generan dichas novedades pero si están convencidos de querer ofrecer un tipo de libro distinto donde el lector sepa que compre lo que compre siempre disfrutará.

En la realidad, esa librería después del éxito alcanzado empieza a tener detractores y otras librerías crecen a su alrededor parodiando un poco su espíritu y llevando a una crisis a los visionarios que la crearon.

Fuera de la novela me pregunto si una librería así sería posible ¿quién serían los encargados de decir qué es una buena novela o no?¿los blogueros?¿editoriales metidas a libreros que sólo promocionarían sus productos?¿escritores ávidos de egolatría? ¿por qué tienen que ser una buena novela para todo el mundo?¿no somos distintos?¿los propios lectores?¿todos leemos igual o lo mismo?Para ti puede ser bueno y para mi horrendo pero no por ello debo dejarte fuera o descalificarme a mi por mis lecturas (personalizo pero es en general)...

Es la parte negativa de esta novela, en teoría debería funcionar, a la práctica hay tantos lectores como libros y nadie es más que otros para decir lo que se debe leer y lo que no y quién lo intente no debería tener más influencia que una hoja en blanco. 

Leer es placer y que más da con que se disfrute siempre que se disfrute (aunque podamos estar de acuerdo en que con algunas se disfruta más y con otras menos, pero eso ya es opinión y, en ningún caso, no debería ser imposición).

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