Paraíso inhabitado


«Nací cuando mis padres ya no se querían», recuerda Adriana, mucho después de que todo haya sucedido. Por ello, la niña se crea un paraíso propio, poblado por amigos imaginarios y una familia de su elección.
«Uno de mis recuerdos más lejanos se remonta a la noche en que vi correr al Unicornio que vivía enmarcado en la reproducción de un famoso tapiz. Con asombrosa nitidez, le vi echar a correr y desaparecer por un ángulo del marco, para reaparecer enseguida y retomar su lugar; hermoso, blanquísimo y enigmático.»
Esta felicidad a medida se ve perturbada cuando Adriana debe iniciar el periplo escolar y entrar definitivamente en el mundo de los adultos, un entorno que le resulta ajeno cuando no hostil. Sin embargo, siempre queda un refugio bajo las relucientes estrellas escondidas en los cristales de la lámpara del salón.
Auténtica obra maestra en la impecable trayectoria de Ana María Matute, Paraíso inhabitado nos coloca en el territorio del misterio primigenio, y cerramos el libro invadidos por el presentimiento de que hubo un tiempo en que también fuimos parte de esa realidad oscura, invisible, maravillosa.

Uno de los mejores libros que he leído en muchos años. Es mágico entrar en el mundo que ha creado Ana Ma Matute para esta novela. Unos personajes increíbles donde cada uno tiene su papel, su mundo, su representación, su importancia, su gracia y el conjunto hace un excelente relato sobre la incomprensión, la incomunicación entre padres e hijos, entre adultos y entre los mismos niños.
Adri vive en un mundo propio donde sólo entran aquellos que la comprenden, los demás son como extraterrestres para ella y lo mismo ocurre con ella respecto a los demás. Imposible olvidar a Teo, imposible olvidar el paraíso...
Pero sí guardo en mi memoria el gran vacío que dejó cuando se fue. Y tuvo que pasar mucho tiempo antes de que volviéramos a encontrarnos.

No sólo había desaparecido ella, también habían desaparecido el calor, la curiosidad y las ganas de conocer que me había despertado. Nunca hubiera podido imaginar que una ausencia ocupara tanto espacio, mucho más que cualquier presencia. Y fui consciente de mi gran soledad. Y este conocimiento aumentaba la tristeza que ya había descubierto. Sólo que ahora era mucho mayor. (pág. 72-73)

3 comentarios :

  1. Arrrggggg!!!!
    Me pones los dientes largos...lo tengo en pendientes y por falta de tiempo no he podido comenzarlo aún...
    De todos modos,como siempre,tomo nota de tu recomendación.
    Bss

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  2. Tengo muchas ganas de leer ese libro, cuando lei la contraportada supe que debia estar bien y ahora tras leerte no lo dudo...

    Bss

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  3. Ai ai ai... soy incapaz de seguirte el ritmo!!!!

    ... ya me he leído "Todo eso que tanto nos gusta" :))))

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