Sonata de otoño

Marisa Paredes regresa al teatro , lo hace como protagonista de Sonata de otoño, adaptación teatral del largometraje de Ingmar Bergman de igual título.

Paredes da vida a Charlotte, una prestigiosa pianista que desatiende sus obligaciones familiares al anteponer el desarrollo de su carrera profesional. La árida relación con sus dos hijas, a las que no ve desde hace años, centra una trama que en la gran pantalla brindó un recordado duelo interpretativo entre Ingrid Bergman y Liv Ullmann. En esta ocasión, el reparto lo completan Nuria Gallardo, Chema Muñoz y Pilar Gil. José Carlos Plaza, quien ya concibió otra versión de la película en Buenos Aires, dirige lo que califica como "una biopsia del alma" a través de una relación "muy cruenta, porque hay mucha sangre que brota del alma".

Siempre es un placer para los setidos disfrutar de una buen obra de teatro pero si además hay sobre el escenario actrices con el historial de Marisa Paredes entonces la experiencia se convierte en casi sublime. A pesar de la crisis y el precio excesivamente alto de las entradas el teatro se encontraba lleno a rebosar. Un escenario casi sin decorados, un piano de cola y un ventanal que cambia dependiendo de la hora del día que representa el texto. La fuerza de las palabras puestas en escena por dos maravillosas actrices y un acompañante acorde a su altura.

Una madre que apenas se ha preocupado de sus hijas, por miedo, por trabajo, por distancia, por comodidad... unas hijas que han sobrevivido a pesar del poco amor recibido, llenas de reproches que acabarán saliendo como una tromba en el peor momento.

Un trabajo interpretativo excepcional (aunque tuvieron algún fallito de texto, muy bien solucionado).