Su
cuerpo era alargado, delicado y furiosamente suave y, cuando la tocaba, su
torpe mano parecía cobrar vida sobre aquella carne. A veces contemplaba su
cuerpo como si fuese un valioso tesoro puesto bajo su custodia, dejaba que sus
dedos romos jugaran con la húmeda piel clara y rosada de los muslos y el
vientre, y se maravillaba de la delicadeza, intrincada y simple, de sus senos pequeños
y firmes.
Le venía a la cabeza que nunca antes había conocido el cuerpo de otra
persona y, más allá de eso, le venía también a la cabeza que ese el motivo por
el cual siempre, sin saber porqué, había hecho distinciones entre la
personalidad de alguien y el cuerpo que portaba esa personalidad.
Y le vino a
la cabeza por fin, con lucidez irrevocable, que él nunca había conocido a
ningún otro ser humano ni en la intimidad, ni tampoco en la confianza ni al
calor humano del compromiso. (Pag 173)
Texto: Stoner, John Williams
Foto: Natalia Oliva
Lo tengo pendiente. Todo, y todos los comentarios, apuntan a un buen libro.
ResponderEliminarMe llama la curiosidad,voy a indagar,besotes
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