El cuerpo



Su cuerpo era alargado, delicado y furiosamente suave y, cuando la tocaba, su torpe mano parecía cobrar vida sobre aquella carne. A veces contemplaba su cuerpo como si fuese un valioso tesoro puesto bajo su custodia, dejaba que sus dedos romos jugaran con la húmeda piel clara y rosada de los muslos y el vientre, y se maravillaba de la delicadeza, intrincada y simple, de sus senos pequeños y firmes. 

Le venía a la cabeza que nunca antes había conocido el cuerpo de otra persona y, más allá de eso, le venía también a la cabeza que ese el motivo por el cual siempre, sin saber porqué, había hecho distinciones entre la personalidad de alguien y el cuerpo que portaba esa personalidad. 

Y le vino a la cabeza por fin, con lucidez irrevocable, que él nunca había conocido a ningún otro ser humano ni en la intimidad, ni tampoco en la confianza ni al calor humano del compromiso. (Pag 173)


Texto: Stoner, John Williams
Foto: Natalia Oliva

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