En un bar de mala muerte de Filadelfia, un hombre entra por la puerta huyendo y fuera de sí. Busca al pianista, a Eddie, a su hermano, al mismo que lleva años sin ver y al que pide refugio.
Eddie no quiere oírle, no quiere problemas pero cuando dos pistoleros penetran en aquel tugurio buscando a su presa no puede evitarlo y le ayuda a escapar. Eddie también deberá huir.
No lo hará solo, le acompañará Lena, una misteriosa camarera y la única persona en toda Filadelfia que conoce su verdadera identidad: él es Edward Webster Lynn, el concertista de piano que años antes había entusiasmado en el Carnegie Hall.
¿Por qué malvive ahora en un tugurio, solitario y ruin, empeñado en borrar de la faz de la tierra hasta la última brizna de su pasado? La recuperación de un clásico absoluto del género negro
Este verano El País ofreció una serie de clásicos de la novela negra a un precio muy apetecible. Compré varias y una de ellas es la que hoy os traigo aquí.
A Eddie lo que más le importa es pasar desapercibido, vivir su vida sin ningún sobresalto y disfrutar de una vida modesta y casi clandestina, donde ser invisible es casi una obsesión.
Cuando su invisibilidad se ve destruida por ayudar a alguien de su pasado su vida se vuelve del revés. Nada tiene sentido, todo está mal y se ve obligado a recordar cosas de su vida anterior que tenía más que olvidadas.
Una mujer, siempre somos las mujeres las que acusamos los desastres, le arrastrará a intentar solucionar el desastre, a arreglar todas las cosas que se han torcido desde que esa puerta se abrió.
Mafiosos, coches escapando a la carrera, femme fatale, historias pasadas muy turbias configuran esta clásica novela del género negro.
He disfrutado envolviéndome en ese ambiente oscuro y tenebroso. Una buena manera de descubrir los clásicos.
En este libro ya me había fijado pero aún no me he animado. Y veo que voy a tener que animarme...
ResponderEliminarBesotes!!!