Manos sucias

Que en este país no es oro todo lo que reluce ya lo sabemos, y que una parte nada despreciable de la casta política vive del cuento, también. Es más, empezamos a conocer la punta del iceberg, pero ignoramos cómo son las entrañas de un Estado que se pudre día a día, expoliado por intereses bastardos, y a menudo coincidentes, de importantes estructuras financieras, partidos políticos y poderes públicos. 

Estas Manos sucias son las de la impunidad de empresarios y gobernantes vendidos al poder, al sexo y al dinero. Que sean víctimas de sus propias orgías por delincuentes de poca monta o se asocien con la mafia rusa, qué más da. 

Sus negocios son tan espurios como inmensos en un intercambio de favores que van más allá del escándalo. Andreu García, de los Mossos d’Esquadra; el comisario Pardina, del CNP; el sargento Vílchez, de la Guardia Civil, y la conocida periodista Patricia Bucana organizan la que será la mayor redada anticorrupción de la historia, lo cual implica exponer sus vidas y enfrentarse a todos los poderes fácticos en juego, enredados en una trama que crece a un ritmo furioso gracias al imperativo de toda investigación policial de esta envergadura: hay que apresar a los malos con las manos en la masa.

La tercera entrega de las aventuras de Patricia Bucana y Andreu García (La soledad de Patricia, Cerdos y Gallinas) nos trae otro nuevo caso de corrupción, intriga y mafias, en este caso rusas.

Como cada novela de Quílez nos parece estar viendo cualquiera de los noticieros en las distintas cadenas de televisión, incluso los nombres de los personajes nos podrían recordar a tal o cual implicado en algunas de las tramas más sonadas que tenemos actualmente. Con semejantes antecedentes es muy sencillo crear una gran trama para una novela y esta vez nos lo vuelve a regalar.

Mucho más compleja que sus antecesoras, con muchas más subtramas, más información (a veces algo excesiva que hace que la velocidad de la acción disminuya algo), más personajes, más departamentos implicados, más acción.

Patricia y Andreu trabajan otra vez codo con codo, compartiendo información, intentando velar por sus intereses y de paso dando a conocer todos y cada uno de los pasos seguidos para desentrañar una corrupta trama que incluye sobornos, casas regaladas, atracos, y la consabida mala coordinación entre los distintos estamentos policiales del Estado.

Leer a Quílez es sinónimo de no dejar de tener la boca abierta en ningún instante porque a pesar de las realidades que sufrimos a diario verlo escrito y descubrir lo que realmente puede haber detrás de todas estas corruptelas puede sorprender hasta al más aventajado estudiante. Y si, lo que aquí se cuenta es ficción pero a nadie se le escapa que tiene importantes similitudes con todo lo que ocurre cada día en cada ayuntamiento o incluso en estamentos más altos en el escalafón.

Tampoco podemos olvidar que, a veces, los grandes descubrimientos se hacen a partir de errores o de pequeños detalles que sumados a otros pequeños errores o detalles nos dan una buena perspectiva de aquello que nunca jamás llegamos a imaginar y eso es lo que ocurre en esta novela. A base de casualidades, de observaciones, de pequeñas piezas de puzzle se va componiendo un gran caso y una buena novela.

Gracias a Editorial Alrevés por el ejemplar

2 comentarios :

  1. Muy buena pinta. A ver si empiezo con el primero de estos libros.
    Besotes!!!

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  2. Como en el post del reto no me deja escribir comentarios te lo dejo aquí: muchísimas gracias por tu participación.

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