Octubre de 1921. Angelina Beloff, pintora rusa exiliada en París, envía una carta tras otra a su amado Diego Rivera, su compañero desde hace diez años, que la ha dejado abandonada y se ha marchado a México sin ella.
Angelina, a quien Diego se dirige con el diminutivo de Quiela, fue la primera esposa del muralista mexicano y una excelente pintora, eclipsada por el genio de su marido. Su relación, marcada por la pobreza y por la tiranía de Rivera, fue tormentosa, y la adoración de Quiela, incondicional.
Brutal, ególatra, irresistible, Rivera se nos dibuja como un monstruo que hace su voluntad en el arte y el amor.
Una novela corta en forma epistolar donde nos encontramos con una sola versión sin respuesta de la carta, misivas mandadas con desesperación, con anhelo de respuesta y que sin embargo, no recibieron ni un solo instante de pensamiento.
Las cartas empiezan con esperanza aunque con algo de dolor y a medida que avanza la lectura nos damos cuenta de que las cartas se han tornado más desesperadas, melancólicas, frustadas y al final si quiera mantiene la esperanza de una respuesta o una breve frase de consuelo.
Un amor roto, olvidado, con un océano entre medio. Diego rivera encontró una nueva vida en su visita a México y en cambio Quiela se quedó con un corazón destrozado, sin respuestas y saber, al principio, a que atenerse.
Una lectura sufrida y dolorosa que muestra sólo una de las dos caras de un artístico amor. Además de la poderosa redacción de Poniatowska.
Me traes un libro que ya me atraía mucho. Y por lo que cuentas, creo que sí, que me gustará.
ResponderEliminarBesotes!!!