Castillos de cartón

María José Sánchez trabaja de tasadora de arte en una casa madrileña de subastas. Un día recibe la llamada de un antiguo compañero y amante, Jaime González, quien le anuncia que su común amigo, Marcos Molina Schulz, artista de éxito, se ha suicidado. La notícia no sólo devuelve a la narradora a su época de estudiante de Bellas Artes, cuando todavía soñaba con ser pintora, sino que le hace revivir la torrencial historia de amor que vivieron los tres cuando apenas tenían veinte años. Con la amarga emoción de lo que se siente irrecuperable. María José reconstruye los detalles de aquella pasión triangular, imposible y excesiva, la alegría desbordante con que exploraron el sexo, la intimidad sin tapujos recién estrenada, la entrega cómplice y excluyente a la pintura. Fueron destellos de una felicidad intensa y frágil, que sólo acabaron ensombreciendo los celos de los amantes y la injusta negociación con el talento de los tres aprendices de artista.

¿Existen los triángulos perfectos? sólo uno de ellos es, por definición, igualitario en todos sus ángulos y lados. ¿Puede un triángulo perfecto (= equilatero) transformarse en uno imperfecto? este libro nos demuestra que si, que cuando el acuerdo, el equilibrio se decanta, aunque sea ligeramente la perfección se disipa. Tres personas, unidas por un mismo interés, la pintura, se sienten atraídos por el descubrimiento del sexo, veinte años llenos de frescura y despreocupación, de experimentación y disoluta libertad. Cuando uno de ellos busca algo más el equlibrio se rompe, entran en juego los reproches, las mentiras, los secretos que sólo consiguen que la razón les diga que quizás aquello que creían perfecto no lo es, ni tan sólo en una décima parte. Un relato contado desde la prespectiva de los años pasados, de una persona más mayor, con más experiencia en la vida y que en modo alguno ha podido olvidar esos años.

Se lee fácil, tienes ganas de saber como se van resolviendo los obstáculos, vas viendo como es imposible que aquello acabe bien por muy buenos ojos que quieras ponerle. Quizás el mejor libro de lo que he leído de esta autora (y no son pocos).