Sasha es un chico de veinticinco años que se asoma timidamente al mundo. Ha crecido en una comunidad para salir de la toxicodependencia, hijo de dos drogadictos: el padre ha muerto pronto, la madre lo ha abandonado en aquel círculo infernal donde Sasha ha encontrado una especie de equilibrio. Lejos de la vida real. Ajeno también al mundo en el que ha sido condenado a formarse, el único sano entre los enfermos. Y ahí, en Borgo Fiorito, ha aprendido a ocuparse del dolor de la gente y se ha encariñado con Riccardo - el jefe de la comunidad - como si fuera su verdadero padre. Y, sobretodo, ha conocido a Benedetta, una chiquilla de su edad, hija de un de los bienhechor externo, que cada domingo va a visitar Borgo Fiorito, llevandole una ráfaga de ese mundo verdadero que parece que a él se le ha negado. Es inevitable, Sasha se ha enamorado de Benedetta.
Ahora que ya es adulto, ha salido por primera vez de la comunidad. Está dando los primeros pasos en ese mundo que era un reflejo de Benedetta. Y no existe nada más que ella en sus pensamientos, nada más reconfortante, familiar. Y Sasha - después de haber recibido del padre de Benedetta el encargo de restaurar la grande villa de la familia - cree que no puede amar a nadie más.
Silvio Muccino (Manuale d'amore) escribe, dirige y protagoniza esta película romántica. Lenta, sosa, casi aburrida y sin mucho aliciente... nada del otro mundo, con muchas cosas por explorar y que se quedan allí a medio contar... personajes desaprovechados y mudos cuando tendrían mucho por contar. Ni Aitana Sánchez Gijón se salva esta vez. Sólo una frase... sólo una...
Una película insoportable, nada creible, con lo que me gusta el cine italiano, con esta no pude. Te recomiendo "Ex, todos tenemos uno" y "Caterina se va a Roma" muchos mejores que esta que comentas. Bss
ResponderEliminarVaya! Pues qué pena! Con lo que prometía el título! ^^
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