Dallas Buyers Club está basada en la verdadera historia de la vida de Ron Woodroof, un toxicómano y homófobo que ama a las mujeres, al cual en 1986 se le diagnosticó el VIH en todo su cuerpo, y que solo contaba con treinta días de vida.
El protagonista comenzó a tomar un medicamento denominado como AZT, la única droga legal disponible en los EE.UU, el cual le llevó al borde de la muerte. Para sobrevivir, él comenzó a desintoxicarse, tomando medicamentos antivirales de todo el mundo, pero aún sigue siendo ilegal para los pacientes de EE.UU. Otros pacientes de SIDA buscaron sus medicamentos renunciando a los hospitales, a los doctores y a la AZT.
Con la ayuda de su doctora Eva Saks y otro paciente, Rayon, Ron creó el Dallas Buyers Club, el primero de docenas que se formaron alrededor de la ciudad, proporcionando a sus miembros pagar por estos medicamentos alternativos. Los Clubes fueron creciendo, en números y clientes, llamando la atención de las empresas de la FDA y las compañías farmacéuticas, las cuáles hicieron una campaña contra Ron.
A veces las críticas han de hacerse en caliente. Para mi en esta película es lo que debo hacer, cuando leáis esto hará ya unos días que vi la película pero no creo que mi opinión haya cambiado en exceso.
Los dos protagonistas premiados en los Oscars con papeles desgarradoes y que necesitan de una buena dosis de maquillaje y un enorme esfuerzo para su cambio físico. Una película hecha con un presupuesto ínfimo y rodado casi de manera casera y con un resultado en pantalla sobresaliente.
Me esperaba una película cruda, dura, soez pero me he encontrado una pequeña obra de arte, con unos protagonistas creíbles, arrebatadadoramente bellos aún en la crudeza de su situación y vas observando el cambio en ellos a medida que avanza la cinta y todo va decayendo.
La historia de muchas personas que pasaron/pasan por esto, desde el desconocimiento, desde el pensamiento de que a mi no me pasará, hasta que llega... y una vez te das cuenta del lío en el que te has metido en vez de hundirte, tratas de sobrevivir, de salir lo más airoso que puedes... tratando de conseguir lo que sea que te pueda ayudar, luchando contra viento y marea...
Y yo me pregunto si en la industria farmacéutica todavía se dan casos como los que cuenta la historia, medicamentos que dada la virulencia de la enfermedad se decidieron probar en humanos sin saber si quiera la dosis tóxica; si estudios alternativos reconocen medicamentos en principio no admitidos y que dan mayor calidad de vida ¿estos se aprueban? ¿se facilitan estudios amplios? o sólo aquellos que potencialmente la industria ve como un posible negocio, ¿las patentes libres existen?¿qué lleva a los investigadores a realizarlas?
Una cinta que nos llena de preguntas y nos da todavía esperanzas sobre la investigación de muchas enfermedades que con dicha investigación, deberían poder curarse o al menos encontrar medicamentos que contribuyan a la mejor calidad de vida de sus pacientes si todo el mundo pusiera buena voluntad y se dejarán los beneficios un poco al margen.