Un relato policíaco

Un miembro de la policía secreta de un país latinoamericano sin precisar relata, poco antes de ser ejecutado, su experiencia en el Cuerpo. 

Vuelven a surgir de este modo las preguntas que Imre Kertész siempre nos formula: ¿Cómo se implica el ser humano en la maquinaria de una dictadura? ¿Cómo llega a participar en ella? En este caso, Kertész lo narra desde la perspectiva no de la víctima, sino del verdugo. 

Con extrema economía, con frialdad, explica la caída de un hombre en la indiferencia moral y en el empobrecimiento definitivo del alma y da así con una de las claves para entender nuestra época.

Un hombre a punto de ser ejecutado nos cuenta la historia de como llegó hasta ese punto. 

Lo que nos sorprende de su relato es que él no es la víctima sino el ejecutor, un miembro de la policía secreta, que cometió diversos crímenes bajo el paraguas que le confería su cargo. Lo cuenta de una manera descarnada, sin tapujos y sin sentirse culpable por ninguna de las víctimas o sus actos. 

Es un relato crudo, algo descontextualizado, que sirve de metáfora sobre el mundo que vivía el escritor cuando el libro fue escrito. Un mundo sin valores y sin aprecio por la vida humana.

De todas maneras el escritor nos presenta a los personajes sin profundizar mucho en sus características y un poco al estilo caricatura y sólo al final parece tener algo más de contenido.

Un descubrimiento que no creo que vuelva a pasar por mis manos a pesar de haber sido Premio Nobel de Literatura en 2002.