(../..) Los pájaros cantan y trinan bajo los rayos del sol, es el único bullicio que se oye, se podría llamar paraíso. Después de una ducha se viste cómoda, baja al mismo comedor del día anterior y lo encuentra vacío. Esperanza le indica que han servido el desayuno en el porche, se sienta bajo el sol, cerrando los ojos para recibir su calor, ese frío intenso que ha tenido durante días en su interior, parece ir desapareciendo con la llegada de más rayos, entonces ¿todo consistía en salir al sol?...
Esperanza la mira, y sonríe pero cuando ella gira la cara para encontrarse con su rostro frente a frente, el rictus se vuelve sereno, ni una sola muestra de expresión. Le da algunas indicaciones sobre que ver por los alrededores, dando un paseo… se decanta por pasear por los bosques que rodean la casa y el concello, frondosa vegetación de helechos, tojos, retamas, castaños, robles llena de vida, de movimientos casi imperceptibles que rebosan vitalidad a cada paso que da, una ligera subida y el bosque se abre, dejando ver uno de sus tesoros, el río y sus aguas cristalinas, tranquilas, habiendo dejado su enfado quilómetros arriba… se sienta sobre una piedra y llora…
-¿cúal es tu historia?
Se limpia las lágrimas del rostro antes de girarse
-¿cómo?
-jaja… parece que tú y yo tenemos un problema de comunicación. Te preguntaba cual era tu historia
-Te había entendido a la primera… lo que no entiendo es eso de la historia
-Todo el mundo tiene una historia, otra cosa es que quieras contarla. Te puedo contar la historia de la casa si quieres.
-Si insistes.- dándose por vencida con aquella mujer
Vivían allá por el año 1963 dos niñas, que iban a la escuela, ayudaban a sus padres y jugaban siempre que podían. Uno de sus juguetes preferidos era una pañoleta de mil colores que les había traído su pariente Manolo cuando vino de servir a El Rey procedente de las colonias de África.
Un día de primavera fueron con sus padres a las viñas para recoger las cubas que quedaban en la bodega, antes de que el nuevo embalse de Belesar cubriera los muros de las viñas que sus antepasados habían trabajado con tanto cariño. El río Miño, enfadado porque le habían cortado su cauce empezó a crecer y crecer. María y Mercedes, que tenían sus pañoletas colgadas de una estaca vieron como de repente éstas desaparecían flotando sobre las aguas. Las niñas comenzaron a llorar pues non entendían muy bien lo que estaba pasando. Ellas también tenían que escapar riberas arriba junto a sus padres, porque podían correr la misma suerte que las pañoletas.
Cansadas ya de andar, se sentaron entre sollozos a la orilla del agua, y de repente, como por arte de magia, surgieron dos XACIAS del fondo de que aquellas turbulentas aguas con las pañoletas enredadas entre sus dedos. Éstas les contaron que también estaban tristes y dolidas porque el embalse había perturbado su paz y había hecho desaparecer sus hogares situados en los pozos más profundos del Río Miño. Las chicas emocionadas cogieron los paños con alegría y como recompensa les ofrecieron a las xacias una casa en la que ellas jugaban que estaba situada en la cima del pueblo de Pesqueras para que habían habitado en ella cuando lo deseasen. Así fue como alternaron sus vidas de ninfas del río entre el Castro Candad, la reguera de las Anduriñas, los sotos de la Iglesia Románica de Pesqueras (ubicada en pleno corazón de A Ribeira Sacra). También vivieron en esta casa algunos inviernos crudos de mucha helada y desde aquella la Casa de las Xacias tiene olor a cuento de Hadas. En la actualidad se abre al público como casa de Turismo Rural para que si alguna vez las xacias vienen dormir tengáis ocasión de conocerlas.
La verdad es que la historia era muy bonita pero ella no entendía porque se la había contado pero estaba segura que no tardaría en saberlo
-¿lo ves?, todo el mundo tiene una historia… lo importante es estar orgullosa de esa historia.
-Ya
-Te dejo, hay cosas que hacer en la casa, comeremos temprano
-Allí estaré.
¿Se sentía ella orgullosa de su historia? (continuará...)
Foto: joe_aesmorga
Texto: http://www.asxacias.com/ ; Dsdmona