Fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia?
Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces.
En este libro se habla de la vida y la muerte, de la enfermedad, de la pobreza extrema, de la justicia y, sobre todo, del amor.
Todo lo que se dice en él es cierto.
Después de leer El adversario tenía ganas de leer algo más de este escritor así que cuando me encontré con esta novela no lo dudé.
Las dos obras tienen en común que están basadas en hechos reales, el autor explica lo sucedido , bajo su prisma, sus impresiones pero a la vez intentando parecer lo más neutral posible.
En este caso un hecho dramático, como el tsunami que golpeó Indonesia en 2004, le sirve de base para contarnos la vida de dos familias. Una ha perdido una hija en el tsunami y otra está a punto de perder a su madre, hermana y cuñada por una enfermedad.
La historia intercala las dos historias, contando sentimientos, sensaciones, dolores y reacciones frente a las pérdidas y su distinta manera de afrontarlas, tanto por parte de los supervivientes, en el caso del tsunami, como por la enferma en el caso de la otra familia.
Es un relato a veces desgarrador, muy triste, doloroso, intenso, pero con esperanza, con puntos de humor, de belleza en los detalles, en las situaciones que la convierten en una gran historia y la hacen parecer menos dura de lo que en realidad es. No olvidemos que narran dos muertes, una inesperada y sus consecuencias y otra, no por esperada, menos dolorosa.
Un escritor a tener muy en cuenta aunque en este caso no nos regale una novela negra sino una novela muy sentimental capaz de tocar la fibra del lector.
No conocía este libro. Y creo que es de los que me gustaría. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me atrae que tenga el tsunami de Indonesia, de telón de fondo. Además, el sentimentalismo a veces apetece. Me lo llevo.
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