Algunas mafias ucranianas operan con impunidad en Barcelona. Todo va bien hasta que un día dos individuos son víctimas de un fortuito accidente de tráfico y ya nada es lo que parecía.
Esos dos personajes son detenidos y una vez en la cárcel logran escapar. Todo el mundo va detrás de ellos: la policía y los mafiosos. Tienen en su poder un misterioso libro de contabilidad que puede desvelar el secreto del modus operandi de las organizaciones criminales en cuestión y de las implicaciones de ciertos cargos policiales.
Sin embargo, existe un detalle con el que nadie contaba: los dos prófugos son amnésicos y no recuerdan quiénes son ni dónde demonios se encuentra el susodicho libro.
Dar con ellos y recuperar su memoria es la clave.
Uno de los libros que intercambié en la última BCNegra y aunque al leer algunas reseñas no terminaba de llamarme al final me ha convencido.
Con un inicio inusual que sorprende, dos hombres en una celda que no saben porque están ahí, literalmente, ni quienes son.
Los policías creen que si los ponen juntos tienen más posibilidades de recordar quienes son y lo que han hecho pues están convencidos de que son el punto clave en la investigación que están desarrollando.
La ansiedad de no saber si eres bueno, si has matado a alguien, si tienes familia o tan siquiera un nombre con el que responder forma parte de las primeras páginas de esta novela que va rápido, sin tregua para no bajar el nivel. No entra en muchos detalles, vamos descubriendo las cosas a la vez que los protagonistas y eso hace que te impliques en la historia.
Una novela negra, de mafias, de oscuros negocios, en los que hay mucha gente implicada y que tiene como punto clave a dos personajes que no saben ni como se llaman.
Un buen descubrimiento y una novela entretenida que además de ser negra en su trama también destila algo del humor negro.
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