Ahora, en cambio, aspiro simple y modestamente a la libertad; si consiguiera ser verdaderamente libre escribiendo, libre del yo consciente, de los mandatos heredados, de la supeditación a la mirada de los otros, de la propia ambición, del deseo de elevarme como un águila, de mis miedos y mis dudas y mis deudas y mis mezquindades, entonces lograría descender hasta el fondo de mi inconsciente y quizá pudiera escuchar por un instante la canción colectiva. Pág. 143
Texto: La ridícula idea de no volver a verte, Rosa Montero
Foto: Rocío Martínez, Roxmh
Me ha gustado. Y me recuerdas que tengo que leer este libro...
ResponderEliminarBesotes!!!