Lo imposible

En “Lo imposible”, María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos comienzan sus vacaciones de invierno en Tailandia. En la mañana del 26 de diciembre, la familia se relaja en la piscina después del día de Navidad cuando el mar, convertido en un enorme y violento muro de agua negra, invade el recinto del hotel. María solo tiene tiempo de gritar antes de ser engullida y arrastrada por la terrible ola. 

Sin tiempo para asimilar lo incomprensible e inesperado del desastre natural que acaban de sufrir, deberán luchar por la supervivencia y por volver a reencontrarse. 

La película se basa en una historia real que tuvo lugar durante el tsunami que azotó a la costa tailandesa en el año 2004.

Es imposible (valga la redundancia con el título de la película) no conocer de que trata la cinta. Una cadena de televisión y sus filiales nos lo han enseñado del derecho y del revés haciendo incluso programas especiales para promocionar su producto. Eso tiene su parte buena (todo el mundo habla de ella y aunque no te llamara mucho la atención te apetece verla por si es tan buena como dicen) y su parte mala (han enseñado tantas cosas que el factor sorpresa casi desaparece cuando estás en el cine).

Está bien hecha, los efectos especiales son increíbles y en todo momento te da la sensación de estar inmersa en la espiral de movimiento del protagonista. La cinta es emotiva, toca la fibra y lo hace conscientemente pero para mí en esta película se sufre demasiado; sé que es lo que pasó, que los que allí estuvieron lo pasaron incluso peor y muchos no regresaron pero voy al cine a entretenerme, que para vida jodida la realidad en estos momentos.

Sabía a lo que me arriesgaba al entrar en la sala y salí convencida de que me gustó el cómo está hecha y algo menos la sensación mientras la veía.