Mientras los griegos ricos se las ingenian para no pagar impuestos, los griegos empobrecidos por la crisis sólo pueden indignarse ante el escandaloso fraude fiscal o desesperarse ante el empeoramiento de la situación.
Sin embargo, un hombre ha decidido pasar a la acción y tomarse la justicia por su mano. Con cartas de amenaza y armas anticuadas, se dispone a ajustar cuentas. Entretanto, en la Atenas al borde de la quiebra, todo está patas arriba, excepto el Departamento de Homicidios. No hay crímenes, sólo rutina y burocracia.
Cuando encuentran el cadáver de la primera víctima que se cobra ese peculiar justiciero, el comisario Kostas Jaritos casi siente alivio. Su jefe le ha hablado de un posible ascenso, pero de momento le han recortado el sueldo y su hija Katerina piensa en emigrar porque no encuentra trabajo. Y él tiene que atrapar a un asesino que realiza una obra «providencial», aplaudida por muchos ciudadanos.
A veces no somos nosotros los que escogemos los libros sino que son ellos los que nos escogen a nosotros. Este fue el caso, iba a la biblioteca a por otro título y este estaba allí encima, esperando, estoy segura, a que fuera a por él.
He estado dos veces en Atenas y me ha hecho gracia reconocer algunos de los recorridos por esta ciudad que hace Jaritos durante la novela, sus idas y venidas de la parte alta a la más degradada, pasando por avenidas y calles cortadas o taponadas cada día por un motivos distinto.
Antes de la crisis Atenas ya era un caos, nunca he estado en una ciudad con tanta gente incumpliendo las normas básicas de circulación haciendo aún más caótica la movilidad por la ciudad, así que si a eso le sumamos la indignación de sus habitantes por los recortes, la apatía del gobierno y la inutilidad de sus planes entiendo al comisario en se desesperación.
Un hombre ha decidido hacer por su cuenta algo que deberían haber hecho los sucesivos gobiernos, poner freno a los especuladores y a los defraudadores y conseguir así líquido para las arcas gubernamentales en vez de seguir recortando a aquellos que menos tienen.
Con sus acciones "El liquidador" se granjea las simpatías del pueblo pues lo ven como su salvador y poco interesa que para llegar a eso haya tenido que matar. El dilema de la policía no debería existir, es un criminal y deberían detenerlo pero no siempre es todo blanco y negro.
No había leído nada de Markaris y me ha gustado su personaje, irónico, resignado a tener la mujer más pesimista del mundo, a no poder hacer más por su hija y con ganas de resolver todo aquello que cae en sus manos sin tener mucha mano izquierda con sus superiores que le ha causado no poder ascender como hubiera debido.
Cumple perfectamente la misión de entretener y denunciar una situación insostenible en un país llamado Grecia pero que podría llamarse de muchas otras maneras.
Buena historia. A veces una se pregunta con la que está cayendo y las situaciones tan extremas que hay en la sociedad, como no salen justicieros como éste. Al final, la gente es más civilizada de los que muchos piensan :)
ResponderEliminarBs.
No he leído nada de este autor pero lleva tiempo entre mis pendientes. Y tu reseña me anima, desde luego.
ResponderEliminarBesotes!!!
parece que merece la pena, habrá que apuntarlo
ResponderEliminarNo conocía a este autor pero después de leer tu presentación lo he puesto en mi lista que cada vez es más larga.
ResponderEliminarFeliz finde.
Besos.