Fernando Fernán Gómez

Desde hace unos meses, no tenía ganas de nada. Los amigos que le visitaron tras el verano le vieron algo bajo de tono. Y ayer por la tarde, tras sufrir una insuficiencia cardiorrespiratoria después de llevar ingresado casi un mes en la unidad de oncología del hospital de la Paz de Madrid, murió Fernando Fernán Gómez, a los 86 años. Compañeros de profesión, escritores y numeroso público destacaron la pérdida del autor de El viaje a ninguna parte, un actor grandioso, un literato mordaz y un hombre íntegro con un carácter difícil.
El madrileño Café Gijón se puso ayer de luto por quien en 1949 ideó el premio de novela de este célebre local de tertulias literarias. Durante todo el día de hoy, los restos de Fernán-Gómez estarán expuestos en el Teatro Español de Madrid, donde recibirán el último adiós popular. Después, vendrán los homenajes, pero para muchos el mejor honor que se le puede hacer a este "hombre del Renacimiento", como lo definió el ministro de Cultura, César Antonio Molina, es volver a ver sus películas, como La lengua de las mariposas y El extraño viaje, y leer sus obras de teatro y novelas --tenía 110 registradas en la SGAE--, entre ellas, Las bicicletas son para el verano, El ascensor de los borrachos y las memorias El tiempo amarillo. Mientras, su voz se seguirá oyendo cada vez que el anuncio de la liga de fútbol salga en televisión.

INGENTE PRODUCCIÓN
"No hay nadie que esté a su altura", comentó Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de Cine, al conocer la noticia. Sus palabras no carecen de sentido al contemplar la ingente creación artística de Fernán Gómez. Protagonizó casi 200 películas, dirigió 20 y escribió otros tantos libros en los que volcó la biografía de ese niño al que la guerra civil le impidió estudiar una carrera y la posguerra le obligó a ocultar sus ideas políticas y a trabajar a destajo.
Tenía los más grandes premios que un gran creador, "de los últimos de una gran estirpe", según Aitana Sánchez-Gijón, puede recibir. Los jurados que se los otorgaron no dudaron en trascender al mero intérprete. La Fundación Príncipe de Asturias, que le premió en 1995, recordó que Fernán Gómez era un "testimonio crítico de nuestro tiempo".
Desde 1998 era miembro de la Real Academia Española (RAE). Fue galardonado con siete goyas y todos los más grandes premios que un gran creador pueda recibir: el Príncipe de Asturias, los nacionales de Cine y Teatro, la medalla de oro de las Bellas Artes, el Oso de Oro honorífico del festival de Berlín y el del certamen de San Sebastián, entre otros.
Nació por casualidad en Lima (Perú), el 28 de agosto de 1921 durante una gira que realizaba su madre, la actriz Carola Fernán Gómez, fue inscrito en el consulado de Buenos Aires (tuvo la nacionalidad argentina hasta 1970), pero se crió en Madrid con su abuela. Cuando la guerra frustró sus estudios universitarios, Fernán Gómez se subió a un escenario y allí lo descubrió Enrique Jardiel Poncela.
Divorciado de María Dolores Pradera, con la que se casó en 1945 y tuvo dos hijos, se casó en el 2000 con la actriz Emma Cohen, después de tres décadas de convivencia.

Texto: El periódico de Catalunya